Entramos en julio. Días frescos y con alguna tormenta. Quince horas diarias de luz solar … si les dejan las nubes.
El huerto ya está completamente en marcha. Planté y sembré a finales de abril y en estos dos meses ha ido cogiendo ritmo. Quiere su tiempo, pues la sombra de la casa por la mañana y la de la madreselva de la valla por la tarde, le restan alguna hora de luz.
En el septiembre pasado planté unos lechuginos que me proporcionó mi amigo Tomás Saura, buen hortelano donde los haya. Me dijo que aguantarían todo el invierno. Así fue. Hasta la copiosa nevada de noviembre que incluso sepultó a las acelgas.
Lechugas y acelgas hemos podido comer en abundancia durante abril y mayo. Aún hoy aprovechamos las hojicas de las acelgas que se espigan a toda prisa. En seguida habrá que levantarlas.
La borraja está preciosa. Hace algunos días que ya comemos. No hay cosa igual.
Junto al muro, un par de calabaceras y cuatro de pepineras crecen poco a poco. Acotoladas por las la borraja y las judieras, por un lado y por las azucenas y frutales por el otro lado del muro. Paciencia.
Al otro lado, las coles (de hoja, de flor y de Bruselas) van cogiendo terreno bajo tierra. A ver si no se aceleran y las tenemos que comer antes de hora. De frente, tras la borraja, medio surco de judieras, que son muy suyas, como bien dice como dice Mauricio (el personaje de “Dos tomates, dos destinos”) y que ya se han enroscado sobre las cañas.
Las matas de pimiento, aún pequeñas, ya dan flores. A la replanta de cebolla y puerros, le cuesta medrar. Cuando se planta tan tarde, hay que esperar para comer la cebolla dulce.
Las tomateras ya las hemos atado con hilo palomar y desborlizado un par de veces. Tienen abundantes flores, varios tomaticos y alguno ya majo …especialmente los híbridos, pues los zaragozanos y los rosas son muy tardanos.
Cuando las planté, puse unas semillicas de rábano, en el hueco que quedaba entre las tomateras. Ya están grandes….
… por eso las tomateras parece que tengan mucha farafolla por debajo.
En fin, que no aprendo. Como todos los años, están las plantas como “piojos en costura”, que decía mi madre. Lo resolveremos con sierle, palomina y …. abundante riego.
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