Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 12 de octubre de 2016

INTERNATIONAL RUTLAND BIRDFAIR

La International Rutland Birdfair constituye el acontecimiento ornitológico del año en la pérfida Albión si estás al pajareo y a la vida salvaje. Cientos de expositores en los que puede tenerse acceso a cualquier objeto relacionado con la observación de aves y la conservación del entorno, desde catalejos y binoculares o cámaras fotográficas y objetivos, hasta pinturas y dibujos, fotografías y esculturas, sin olvidar, por supuesto, guías e información de cualquier recóndito lugar del planeta al que viajar para disfrutar de las riquezas naturales que pueda ofrecer. 

Rutland en Inglaterra
Es Rutland un condado de Inglaterra situado al norte de Londres, el más pequeño de los condados históricos en la nación y el cuarto más pequeño si se toma en consideración el Reino Unido en su conjunto.  De ahí el lema latino adoptado por el consejo condal en 1950, Multum in Parvo, que viene a decir algo así como que “los mejores perfumes vienen siempre en frascos pequeños”.  Como a Yorkshire o a Lancashire, también al condado se le conoció en el pasado como Ruthlandshire, pero parece más lógico, por lo expuesto, que la cosa se quede, sencillamente, en Rutland.

Y, sin embargo, por superficie, en el condado de Rutland se encuentra uno de los lagos artificiales más grandes de Europa y el mayor de Inglaterra, un reservorio de agua de boca en la zona más seca y densamente poblada del Reino Unido que fue denominado Embalse de Empingham durante su construcción y hasta su inauguración oficial en 1976 y que, en la actualidad, con esta manía de simplificarlo todo, se ha quedado en el Agua de Rutland.

Rutland Water
Y en este lago extenso que parece mimetizarse en el horizonte, a trozos, con ese cielo inglés que está siempre manga por hombro, los hijos de la Gran Bretaña emplazaron la Reserva Natural del Agua de Rutland, en la cola oeste del embalse, para que ocupase un área total de 1.000 acres de aguas someras y de costa lagunar (algo más de 400 campos de fútbol) y fuera hogar del Rutland Osprey Project, el exitoso programa para la conservación del águila pescadora que hizo posible que esta magnífica rapaz criase de nuevo en la Inglaterra central tras 150 años de no hacerlo.

Rutland Water Nature Reserve
La Reserva es gestionada por el Leicestershire & Rutland Wildlife Trust en colaboración con el Anglian Water. Puesto que apenas se extrae líquido elemento, el nivel de las lagunas suele mantenerse constante, lo que resulta de vital importancia para constituir uno de los más importantes santuarios para la vida natural de la Gran Bretaña al que, regularmente, se acogen más de 25.000 aves acuáticas, que se dice pronto.  Si de muestra bien vale un botón, cabría aquí citar, por no ser de tan fácil avistamiento en el Jiloca y la cuenca de Gallocanta, el cisne vulgar (Cygnus olor), el ansar común (Anser anser), la barnacla canadiense (Branta canadensis), el ganso del Nilo (Alpochen aegyptiaca), el ánade rabudo (Anas acuta), el pato colorado (Netta Rufina), el porrón europeo (Aythya ferina), el pato havelda (Clangula hyemalis), la garceta grande (Ardea alba), la garceta común (Egretta garzetta), el zampullín común (Tachybaptus ruficollis), el correlimos gordo (Calidris canutus) y el común (Calidris alpina), la agachadiza común (Gallinago gallinago), la aguja colinegra (Limosa limosa) o el charrán común (Sterna hirundo).  Todas estas especies, al igual que azulones, cucharas, frisos, porrones, somormujos o archibebes, pululaban por Rutland el pasado agosto, como atestigua el censo mensual que se realiza en la Reserva y es publicado en su página web.
   
Internationl Rutland Birdfair.  Carpa 2.

Y en este lugar de la campiña inglesa en que las casas tradicionales tienen los tejados de paja, pero no los muros, se celebró en 2016 la Fería Internacional de Ornitología en su vigesimoctava edición (el sarao inició su andadura, nada más y nada menos, en 1989).  Sobre la hierba verde y húmeda.  Entre los observatorios de avifauna.  Lejos del mundanal ruido.  Y toda esa parafernalia verbal del condado diminuto, parecía más una estrategia propagandística que la pura, es de dudar que cruel, realidad. 

Como otros muchos territorios peninsulares y del resto del globo, Aragón se expone en Rutland, y ofrece a los británicos las especies de avifauna que no pueden encontrar en sus islas.  En una de sus 8 enormes carpas, pueden encontrarse sus productos de ecoturismo junto a los de Andalucía, Extremadura, las Islas Baleares, Cataluña o Portugal, junto a los de Australia, Argentina, Kenia, Ecuador o India.
 
Andalucía

La multitud de países, lugares y empresas de ecoturismo que se reúnen en la Reserva Natural cada año impresiona, puedes viajarte el mundo en apenas unas horas si deseas, o puedes viajártelo con calma, a lo largo de los tres días de longevidad de la convocatoria, si dispones de más tiempo o si, simplemente, es eso lo que deseas. 

Los países que conformaron el Imperio británico, por razones obvias, por sus relaciones históricas con la metrópoli, parecen tener una mayor presencia en La Feria.  También abundan los expositores de países venidos de América Central y el Caribe, que por su entidad uno quizás dude puedan tener la capacidad económica de plantarse en Europa y financiar los costes que suponen estar en Rutland desde tan a desmano.  Y, como no, los de asociaciones y grupos conservacionistas británicos como la mastodóntica RSPB (The Royal Society for the Protection of Birds), nacida en 1889, que superó la barrera de los 200.000 socios en 1976, de los 500.000 trece años más tarde y que en la actualidad (sí, sí, maréate y vete preparando) contabiliza más de 1.000.000 de socios.

El stand de Aragón

La cosa, sin embargo, no termina aquí.  Casi todas las empresas de óptica estaban en la Reserva.  Todas agrupadas en un conjunto de carpas emplazadas a escasos palmos del agua, de las aneas y los carrizos, y en las que podías probar cualquiera de sus productos, ya fueran binoculares, telescopios o cámaras y objetivos.  Y adquirirlos allí mismo, a un buen precio (mejor todavía si se contempla el hecho de que estábamos en Inglaterra, donde los precios de cualquier cosa te dejan más movido que un álamo temblón). 

Y tampoco termina en la cuestión tecnológica.  Una de las carpas estaba dedicada, en exclusiva, a artistas cuya inspiración reside en el medio natural.  La variedad de disciplinas, técnicas, formas y colores bajo el lienzo era, igualmente, acongojante.  Con una fotografía, una pintura, un dibujo, una escultura o una talla en madera para la decoración de tu domicilio, para ese regalo que tienes pendiente o para tu recoveco en la oficina que no sabes como hacer más amable, podrías coger el avión de vuelta una vez concluida tu visita a la campiña inglesa.  No se pierde detalle en Rutland.

Simon King en la carpa de eventos

Pero tampoco en la artística, pues publicaciones periódicas y librerías especializadas ocupaban también su espacio.  El periodismo de naturaleza parece gozar de buena salud en Inglaterra a juzgar por las numerosas personas que se convocaban en derredor de los expositores de BBC Wildlife Magazine, Bird Watching Magazine o Birdwatch Magazine, como así la edición de materiales divulgativos y técnicos, a juzgar por las copiosas ventas de libros de Wildside Books, Bloomsbury Publishing o Princeton Wildguides.  

Ni en la periodística y editorial se detenía el temario.  Cuatro carpas albergaban charlas y conferencias a lo largo de toda la jornada, desde las nueve y media de la mañana y hasta las cinco de la tarde (horario europeo) a razón de una cada cuarenta y cinco minutos.  Disertaciones en las que te acercaban a tu entendimiento mayúsculo las consecuencias de haber reintroducido lobos en el Parque Nacional de Yellowstone o la naturaleza de Alaska y los osos y lobos finlandeses, pasando por la riqueza salvaje de Mongolia, las avifaunas de Costa Rica, Taiwan o la costa este de Australia, entre otras muchas, pero dejando siempre espacio para la denuncia ambiental y la preocupación por los estados de conservación del puma en Chile o del águila pescadora en Rutland o, incluso, del planeta en su conjunto.  Envidia sanísima daba pensar que Simon King, un Félix Rodriguez de la Fuente británico (para que nos entendamos) había plantado su propia carpa en la Feria y una amargura ante la que elevarse inconforme considerar la distancia que nos separa, en esto de la ornitología, el ecoturismo y la conservación, con la pérfida Albión (que claro ha quedado pérfida no es).  Caray, un millón de socios la RSPB.

Acercando Aragón a los británicos

Y hasta allá nos fuimos un grupo reducido de personas ligadas al Teruel natural, en mayor o menor medida, y a otros territorios del Aragón salvaje.  La empresa de turismo ornitológico Birding Teruel, el albergue Allucant de la zaragozana localidad de Gallocanta y la Asociación de Amigos de la laguna de Gallocanta estaban bien representados en la expedición aragonesa que partió del aeropuerto de Zaragoza el jueves 18 de agosto (no nos permitían hacerlo desde Caudé, cachis!) con destino en Rutland.  En la Feria nos esperaban ya gentes del alto Aragón, de Casa Sarasa, en el lugar de Berdún y más amigos de Gallocanta.  Como cometido, organizar el expositor de Aragón y atender a todo aquel que tuviera a bien acercarse para conocer los bienes ornitológicos y naturales del país e informarse sobre las posibilidades turísticas que la buena tierra noble y sus gentes pudieran ofrecerle.
Y pusimos el acento en ese otro Aragón que los ingleses desconocen (y demasiados aragoneses, tristemente), esa tierra maravillosa que se extiende más allá del puerto de Paniza, que intima con el cielo en las agrestes sierras de Albarracín, Gúdar y Javalambre, hogares del verderón serrano, y que es morada de la avutarda en los gráciles secanos cerealistas de Gallocanta, de Campo Romanos o del Planerón en Belchite.  Ese Aragón que se pliega sobre sí mismo de un modo que resulta incomprensible para la lógica humana en Aliaga; rocosos envoltorios por los que aletea el mirlo capiblanco.  Ese Aragón del silencio con un patrimonio ornitológico, geológico y natural inmenso que ofrecer y una economía en torno a esos valores que está todavía por desarrollar.  Un sustrato noble que, en la medida de nuestras capacidades, pretendimos llevar hasta la International Rutland Birdfair y que, ojalá, lo consiguiéramos.

 “Que mis ejércitos sean las rocas, los árboles y los pájaros del cielo” (Carlomagno)

Sobrevolando como un metálico y ruidoso quebrantahuesos los Pirineos, tan demasiado conocidos, ya en casa uno no podía impedir que su mente estuviera todavía navegando entre los expositores dejados atrás en la Reserva Natural y dejarse llevar por esa placentera sensación de haber sido testigo de un promisorio resquicio de luz.  De haberse detenido en el escaparate cuyas bondades ofrezcan la oportunidad tan necesaria al país de las casas dormidas, a ese sur de Aragón desértico en lo demográfico pero muy densamente poblado en lo salvaje.  Ese inconforme territorio que desea y está obligado a remontar su vuelo.
 

Quizá sea esa la mejor lección de Rutland.  Y ojalá siguiendo ese sendero, sus casas dormidas despierten.

Diago Colás (texto y fotos)

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