Cuando era niño, allá por los primeros años 70, recuerdo el entusiasmo que producía entre las gentes de Segorbe el ir a recoger rebollones a los pinares de las sierras de Teruel. La sociedad del ocio y la cultura del utilitario comenzaban a llegar a la periferia. Cada fin de semana de cada otoño lluvioso cientos de coches subían el viejo puerto del Ragudo, antes de que se construyera el nuevo (¡mucho antes que se abriera la autovía!), y se desperdigaban a lo largo de las carreteras locales y las pistas forestales de las sierras del sur de Aragón. Era divertido, sano y provechoso. La gente disfrutaba mucho. Era algo nuevo. Para mí, también.
Han pasado casi cuarenta años desde entonces. Algunas cosas han cambiado mucho, otras no tanto.
No ha cambiado el desarrollo de la sociedad del ocio. Ni la movilidad del ciudadano. No ha cambiado la pasión por recolectar hongos. Ni la de pasear por el monte. Bueno, sí han cambiado. Han ido a más.
No ha cambiado el régimen aprovechamiento intensivo, antaño desarrollado por locales o forasteros , hoy por cuadrillas de rumanos venidos desde Castellón, que vendían y venden a intermediarios o fruteros valencianos o catalanes. El beneficio sigue yéndose fuera de las sierras.
Ha cambiado la cultura micológica. Hoy se conocen y recolectan muchas más especies de hongos que entonces. Ha cambiado la sensibilidad ambiental en la sociedad, a mejor, antes no veíamos la basura en el monte ahora ya nos molesta. Ha cambiado la visión económica del tema entre las gentes de los pueblos, se percibe que es un recurso que se genera en un territorio pero que casi no deja beneficio en la zona. Ha cambiado el desarrollo turístico y, en particular, el hostelero que están integrando la micología como un recurso para atraer visitantes en el otoño. Ha cambiado entre la sociedad el conocimiento de las funciones ecológicas de los hongos en los ecosistemas.
Hoy una proliferación de jornadas micológicas por toda la geografía aragonesa. Está muy bien. Son muchas las asociaciones locales, ayuntamientos, establecimientos hoteleros o comarcas. Tan solo en estas semanas RedAragón recoge el desarrollo de veintidos actividades relacionadas con los hongos en la cordillera Ibérica y en Pirineos. Y hay más, muchas más.
Del conjunto, llama la atención la apuesta de los pueblos de la sierra de Gúdar, con nada menos que ocho actividades en diferentes municipios. Cuatro de ellas organizadas por la Comarca Gúdar-Javalambre en forma de paquete turístico y hay que destacar, en especial, el I Seminario Micológico que tendrá lugar en la localidad de Gúdar.
Con conferencias tan interesantes como "Regulación del aprovechamiento micológico y aspectos legales de su recogida" (P. Gómez e I. Pérez-Soba), "Diez años de parque micológico de Ultzama. Gestión y regulación" (A. Esparza), "Iniciación a la microscopia de setas y hongos" (F. Albala). Al día siguiente, "Truficultura"
Además, están las habituales salidas al monte e identificación de hongos, mercadillo micológico, degustaciones gastronómicas (con su punto solidario) e incluso hoguera con cena de sobaquillo.
Este tipo de iniciativas están empezando a madurar y a extender el debate sobre la gestión de los hongos, sobre el papel de los hongos en los bosques, sobre el desarrollo de los pueblos y, a plantear posibles alternativas, ante un asunto complejo que requiere de la opinión de todos.
Este tipo de iniciativas están empezando a madurar y a extender el debate sobre la gestión de los hongos, sobre el papel de los hongos en los bosques, sobre el desarrollo de los pueblos y, a plantear posibles alternativas, ante un asunto complejo que requiere de la opinión de todos.
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