Badules. Tarde de octubre en la raya entre el Campo Romanos con la sierra de Cucalón.
Las labores mantienen humedad de las últimas -y escasas- lluvias pero comienzan a jorearse. Los rastrojos están intactos. Casi no se ha podido labrar. Comienza el rajín de tractores con sus aladros. Hay que aprovechar para labrar. La reja no levanta polvo pero falta tempero en la tierra.
A la izquierda, el cerro de Santa Catalina. Los tomillos, las estepas y los biércoles casi no se han hidratado. Los líquenes que tapizan las rocas o el suelo vuelven a estar elásticos tras meses de rigidez.
Hacia la derecha, el Cabezo del Monte. La raya entre los términos de Lanzuela y Villahermosa del Campo. Con sus carrascas.
A lo lejos, la Modorra de Cucalón. El faro del Campo de Romanos. El peñasco calizo que divide las aguas del Huerva y del Cámaras. Con sus tejos, con sus acebos, con sus viejos rebollos.
Todos esperando la lluvia que se retrasa.
El cielo, gris. Promesa de lluvia, que esta vez sí parece cierta. ¡Bienvenida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario