Botes de refresco. Botellas de agua vacía. Tetrabricks de leche o de zumo. Cartones. Envases de helados. Envoltorios de patatas fritas, tan crujientes ellas. Pañales. Latas de conserva. Botellas de agua mineral rellenas de orina. Papeles, muchos papeles. Y, sobre todo, bolsas de plástico. Bolsas grandes, medianas y pequeñas, venteadas hacia las vallas metálicas que cierran los recintos. O liberadas hacia los campos del entorno. Mejor, ya no se ven, piensa alguno. Retenidas entre los yerbatos que crecen en los márgenes, a salvo del pisoteo de las ruedas.
Seguramente es el resultado de la nocturnidad. De tirar por la ventanilla los residuos de una sociedad que fomenta el consumo, el usar y tirar. Una sociedad en la que son muchos que no se plantean buscar el contenedor más próximo. Contenedores que sí están en dichas áreas. Por que, eso sí, contenedores no faltan.
Es uno de los inconvenientes de las buenas comunicaciones del valle del Jiloca y del Campo de Romanos. Mucha gente de paso. Mucha gente desvinculada de un paisaje por el que viaja, a veces con frecuencia. Mucha gente que parece no ver la basura que genera.
Un producto más de la "cultura de las áreas de servicio". Como los discos de El Fary.
Las imágenes corresponden al área de servicio de Caminreal, pero podría tratarse de la de Calamocha, Ferreruela de Huerva, Monreal del Campo, Cella, Villarreal de Huerva.
Los vecinos de estos pueblos, entre indiferentes, impotentes e indignados.
Otro de los paisajes cotidianos del Jiloca.
2 comentarios:
La excusa suele ser que no hay servicios públicos en las áreas de servicio, y que si entras a un bar y no consumes nada, te miran mal, y hablando de mirar, no hay mas ciego que el que no quiere ver, y si no quieres ver las papeleras no las ves, y el eterno ya lo limpiaran, que para eso pagamos.
Y se defienden y dicen que eso en Europa no pasa, o sucede en menor medida, que cada tanto tienes un área de servicio con todo limpio como una patena, y con papeleras a cada paso que das te tropiezas con media docena. Eso, y que por ejemplo que en Francia, por “mear a lo cochón”, son trescientos euros y una noche con todo pagado en el cuartelillo. Más de uno y dos, han roto la cadena de frio del camión, o han llegado tarde por hacer en tierras francesas, lo que en España es el pan nuestro de cada día.
Aquí en medio de tierra de nadie, en eso que llaman corredor mediterráneo, con camiones a todas caras, si me dieran un euro por cada uno que veo bajar del camión mear y limpiar la cabina, y aun el remolque, bien podría dar la vuelta al mundo un año si otro también. Y más que a uno le duela, y a mi me duele, es más común entre nosotros que entre los camiones matrícula extranjera, sean los choferes de la Europa cercana o lejana,… no dudan en preguntar por ¿toilet, por favor?
A veces efectuada las tareas de limpieza y aseo personal, llaman y resulta que vienen a verme, se me cae el mundo encima, aquí tenemos contenedores, aseos, solo lo tienen que pedir,… ellos bien pueden excusarse y también es cierto, que en muchas empresas, les niegan la entrada y aun un vaso de agua. Por temor a que dejen todo, como un área de servicio.
En fin… veremos dentro de unos años, si las asignaturas de conocimiento del medio, y ciudadanía, han servido de algo entre nosotros.
Recuerdos
PD Las fotos me recuerdan a lo visto este verano paseando por el pantano de Lechago, donde te dan ganas, de atarte una piedra al cuello y tirarte al fondo con tal de no ver lo que ves, aun a riesgo de que el fondo, este peor que la superficie.
Lo malo de esto es que la gente suele quejarse por la basura pero, nadie hace nada. En vez de quejarse y esperar que el gobierno limpie la basura, las personas bien podrían tomarse unos minutos y recoger la basura poco a poco.
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Trabajo en una compañia de gas mexicana.
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