La organización de la participación española en el concurso European Tree of the Year 2016 fue asumida por la asociación Bosques Sin Fronteras. En septiembre fueron presentados los siete candidatos para representar a España en dicho concurso. La elección tuvo lugar a través de una página de Facebook. Desde el prinicipio destacaron dos candidatos, una olma de Guadarrama (Madrid) y un pino-roble de Canicosa de la Sierra (Burgos). Finalmente éste último ejemplar recogió más apoyos, más de catorce mil votos. Eso sí, tras tener que depurar no pocos votos fraudulentos y tras producirse un lamentable cruce de acusaciones e insultos entre algunos seguidores de una y otra candidatura. En nuestra opinión, la voluntariosa organización no se merecía esto. Que lo que debería haber sido un simpático concurso terminara como el rosario de la aurora. Con el esfuerzo que suponía organizar el concurso sin recurso alguno. Desde aquí todo nuestro apoyo a Bosques Sin Fronteras.
La fase final del concurso, la elección del Árbol Europeo del Año 2016, ya ha comenzado. En esta ocasión son quince los árboles participantes y el candidato español lo está haciendo muy bien. Es un árbol muy conocido entre las gentes de Burgos, lo apoya una organización muy activa y entusiasta, y además está recibiendo un decidido apoyo por los medios de comunicación de ámbito estatal.
Os animamos a apoyar a este árbol tan singular.
Su popularidad le viene por su propia naturaleza. Un pino silvestre que nace sobre la cabeza de un marojo trasmocho. Un árbol viviendo sobre otro. No es un epífito, pues aunque el pino crece sobre el roble sus raíces parecen alcanzar el suelo a través del hueco del tronco del roble. Esta singularidad, una curiosidad natural, genera la simpatía entre las gentes que lo conocen y que lo aprecian. Se luce en el escudo oficial de la localidad. Este cariño popular es la razón de ser de este concurso europeo. Un candidato perfecto.
Su popularidad le viene por su propia naturaleza. Un pino silvestre que nace sobre la cabeza de un marojo trasmocho. Un árbol viviendo sobre otro. No es un epífito, pues aunque el pino crece sobre el roble sus raíces parecen alcanzar el suelo a través del hueco del tronco del roble. Esta singularidad, una curiosidad natural, genera la simpatía entre las gentes que lo conocen y que lo aprecian. Se luce en el escudo oficial de la localidad. Este cariño popular es la razón de ser de este concurso europeo. Un candidato perfecto.
Pero hay otro hecho que nos gustaría destacar en este árbol. Este roble crece en una dehesa de robles marojos cercana al pueblo de Canicosa de la Sierra, en Tierra de Pinares, entre las sierras de Neila y la de Urbión. Una dehesa formada por árboles trasmochos que están llenos de vida silvestre y que tienen un gran valor ecológico. Árboles centenarios manejados mediante el desmoche por generaciones de campesinos para obtener bellota, pasto y leña. Árboles que forman un paisaje histórico que merece ser conservado por sí mismo, pues no es sino un monumento, eso sí un monumento creado por la acción humana y de la naturaleza. Esta dehesa de robles marojos, como la de otras localidades de la cordillera Ibérica castellana, son el resultado de la estrategia de los pequeños pueblos serranos de garantizarse espacios de aprovechamiento comunal para los ganados locales, frente a la presión de los grandes ganaderos trashumantes beneficiados por la normativa de la Mesta.
El roble de Canicosa de la Sierra, por sí mismo y sin necesidad del pino albar que soporta, ya es motivo de ser votado. Estamos a mitad de mes y ya se encuentra en tercera posición con más de trece mil votos, tras superar a los candidatos de Bulgaria y Polonia. Y tiene serias opciones de seguir avanzando pues los candidatos rivales, Hungría y República Checa, que este año resultan accesibles.
¡A votar al marojo trasmocho de Canicosa de la Sierra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario