Las rocas más habituales en este sector de la cordillera Ibérica son las sedimentarias. Calizas, arcillas, areniscas, yesos, margas y conglomerados son las más fáciles de encontrar. Y son también las que se encuentran en la mayor parte de los edificios antiguos, por el habitual empleo de los materiales terrestres más accesibles.
Además, afloran rocas metamórficas en el núcleo de las dos ramas de la cordillera, como en las sierras de Santa Cruz, Valdellosa y Menera (en la Occidental) y en las de Peco, Herrera, Cucalón, extendiéndose hacia las Cuencas Mineras. Cuarcitas y pizarras son allí las más comunes tanto en los montes como en los edificios.
Pero, ¿hay rocas magmáticas? Sí, aquellas procedentes del enfriamiento de magmas incandescentes. Muy localizadas, pero las hay. Entonces, ¿es que hay volcanes ocultos bajo estas montañas? Actualmente no, pero los hubo en otras épocas y bajo condiciones muy diferentes.
Y esto es un ejemplo.
Durante el Carbonífero, el penúltimo periodo del Paleozoico (o era Primaria), en esta zona se produjo un prolongado depósito de arcillas y arenas en un ambiente de deltas y, sobre todo, de aguas abiertas profundas. Estos materiales procedían de los relieves existentes en regiones emergidas próximas. Simultáneamente, y por la unión de varios continentes, se produjo una serie de colisiones que levantaron importantes cordilleras en la zona de colisión (orogenia Hercínica) originando además un conjunto de pliegues.
Esta acumulación vertical de rocas produjo un engrosamiento anómalo de la corteza e indujo la formación de un magma bajo ella que comenzó a ascender al final de la orogenia. Al cabo de estos esfuerzos compresivos suelen darse procesos de reajuste de bloques produciéndose fallas normales (por basculamiento de bloques inestables).
Entre unas fases y otras, tuvieron lugar unos desgarres que facilitaron la salida de los magmas que se hallaban comprimidos bajo la corteza. Son las rocas volcánicas que pueden encontrarse en diversos afloramientos de la cordillera Ibérica: Bronchales, Noguera de Albarracín, Montalbán y Loscos, éste ya en la comarca del Jiloca, a donde corresponde la imagen siguiente.
En realidad, según los especialistas, no llegaron a ser propiamente volcánicas ya que no terminaron de acceder a la superficie sino que solidificaron en el subsuelo. Por eso se les llama rocas subvolcánicas.
En Segura de Baños encontramos hace unos días un afloramiento de unas rocas muy oscuras que son denominadas cuarzo-diabasas. Por su tono negruzco y por la ausencia de cuarzo, más bien nos parecieron diabasas. Esto es, aquellas rocas filonianas procedentes de magmas básicos que solidifican en grietas próximas a la superficie. Si estos magmas hubieran llegado a la superficie recibirían entonces el nombre de basalto.
El afloramiento de esta roca magmática debió ser explotado en forma de cantera. En las inmediaciones quedaban restos troceados de lo que debió emplearse como ¿balastro de las vías?
Los paisanos, de siempre tan prácticos, hacía ya tiempo que lo emplearon para construir los muros de sus bancales.
1 comentario:
Estas formaciones subvolcánicas en la ribera del Aguas Vivas no solo nos recuerdan la intensa actividad geológica del pasado, sino que también subrayan la adaptabilidad y sabiduría de las comunidades locales al utilizar los recursos naturales disponibles de manera sostenible y eficiente.
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