Esta semana se ha celebrado en Teruel el XVI Simposio de Enseñanza de la Geología organizado por la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra. Esta asociación, la AEPECT, una de las más veteranas en la innovación pedagógica dentro de las Ciencias, persigue aumentar la presencia de la Geología en la formación de los ciudadanos, así como el intercambio de investigaciones educativas entre docentes y la actualización científica y didáctica del profesorado.
Cada dos años celebra un simposio (lleva en ello 30 años) y este ha sido organizado por el equipo del Conjunto Paleontológico de Teruel (Dinópolis). Durante una semana se han impartido interesantes ponencias, se han puesto en práctica múltiples talleres, se han realizado nueve excursiones y se han presentado comunicaciones.
Desde el IES Valle del Jiloca aportamos nuestra experiencia “Las icnitas de dinosaurios como medio para interpretar la geología del noroeste de la provincia de Teruel”. Este trabajo fue realizado por tres alumnos de 1º Bachillerato en el curso 2007/2008 y en él se perseguía conocer los rasgos geológicos básicos (litología, estratigrafía, tectónica, geología económica y ambiental) de un territorio (Rillo, Visiedo, Fuentes Calientes, Cañada Vellida, Pancrudo y Alpeñés) mientras se observaba en la superficie la presencia de indicios de la presencia de dinosaurios sobre rocas formadas en ambientes ecológicos en los que pudieron vivir estos reptiles. Puede consultarse en este enlace.
Una de las excursiones fue la titulada “Mares jurásicos”. Los profesores de la Universidad de Zaragoza Marcos Aurell y Beatriz Bádenas nos explicaron los procesos geológicos que ocurrieron en los ecosistemas marinos a través de la interpretación de los pináculos recifales de Jabaloyas (Comunidad de Albarracín) y las pistas de Megaplanolites de Bueña (Jiloca).
Imagen tomada de The Dinosaur Society
Al final de la jornada nos acercamos a Bueña.
La visita al yacimiento de Bueña se inició por el primer callejón que surge a mano izquierda al entrar en el pueblo y en el que uno de sus ladostiene un talud calizo. Tantos y tan avezados geólogos había que en la misma ya encontraron un pliegue tumbado. En concreto, correspondía a un sinclinal.
En concreto, las rocas que se encuentran en esta zona se formaron a partir de fangos carbonatados en el tránsito entre Jurásico Medio (Dogger) y el Jurásico Superior (Malm). En concreto, allí puede encontrarse un nivel de oolitos ferruginosos, pequeñas esferas de unos 2 mm., que se extiende a escala global en otros yacimientos coetáneos repartidos por todo el mundo.
Este nivel se originó en un momento en el que se produce un enfriamiento en el planeta, al que se asocia un descenso en el nivel del mar de unos 50 m. y una disminución en la formación de precipitados carbonatados, además de una migración de los ammonites a latitudes menores.
Observamos fósiles de ammonites, crinoideos, esponjas y belemnites en el seno de las rocas que afloran como en los trozos empleados en los pajares y corrales.
Y alcanzamos el yacimiento de huellas.
Es el fondo de un pequeño barranco situado al norte del pueblo. Las margas afloran ampliamente y forman unas cárcavas entre las que hay algunas calizas dispuestas en estratos casi verticales. En ellas pueden encontrarse unas pistas fósiles de gran tamaño en las que se aprecian rastros curvados y entrecruzados. Han sido descritas como Megaplanolites ibericus.
Los paleontólogos no coinciden en el organismo que los pudo originar. Por sus dimensiones, algunos sostienen que pudo deberse a un crustáceo (de un tamaño similar a una gran langosta), pero en su contra no se observan estrías ni bifurcaciones, lo que sería esperable. Otros defienden que pudo ser producido por un anélido, si bien este debería ser de gran tamaño.
En cualquier caso se trataría de animales que vivieron en un ambiente somero de plataforma continental. Una zona de unos 10-20 m. de profundidad que debió recibir sedimentos continentales (arenas carbonatadas) tras episodios tormentosos en forma de inundaciones.
Este yacimiento tiene un gran valor patrimonial. Es el lugar en el que se descrito una nueva categoría de ser vivo (localidad tipo) y que puede observarse in situ. Estas pistas fósiles tienen una enorme singularidad, sin equivalencia en otras zonas de la cuenca Ibérica. Además, por su magnitud, es un verdadero mueso paleontológico permanente y al aire libre.