Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 30 de septiembre de 2015

DE NUEVO EL CAMINO DE LOS CORPORALES DE DAROCA

Creo que es la quinta vez consecutiva que hago este mismo camino. A mí es el que más me gusta saliendo desde Calamocha. Tal vez porque en estas dos localidades, Calamocha y Daroca, está el origen de mis padres (Retascón en el caso de mi madre), y porque se pasa por Luco donde nacieron mis dos abuelas. En cualquier caso, es uno de los itinerarios más pintorescos y bellos para recorrerlos en verano. Puedo decir que no me canso de hacerlo todos los años.

El Camino de San Vicente Mártir de Cutanda a Burbáguena

Como era de suponer, cuando Tomás Guitarte supo de nuestras andadas, quiso introducir la Ruta de San Vicente Mártir. Emilio y yo, obedientes, aceptamos y la programamos para después de las fiestas de Calamocha y de Cutanda. Quedamos en salir de Calamocha a las 7’30 de la mañana del 18 de agosto. Tomás se encargó de colocar carteles en su pueblo invitando a la excursión. Ya estaba todo programado cuando asuntos familiares me impidieron participar en la misma. A última hora de la misma víspera tuve que cambiar de planes. Como no era cosa de llamar de noche a Emilio, a las 7’30 en punto lo estaba esperando para decirle que no podía acompañarles.

Lo entendió perfectamente y marcho él sólo a Cutanda para unirse allí al resto de excursionistas. Luego por la tarde me lo encontré en el pueblo y me contó que hasta las 3 de la tarde no volvió a Calamocha. ¿Cómo habéis tardado tanto?, le pregunté. Me dijo que la marcha de Cutanda había sido un éxito de asistentes, con numerosas señoras que amenizaron la excursión y que, ya en Burbáguena, prácticamente acabaron con todas las tortas de los hornos, de las que dieron buena cuenta a continuación. “Con decirte que yo ya no he comido …” Me comentó.

Camino de los Corporales

Le planteo una nueva andada, pero ahora lo tiene más difícil pues se le han acabado las vacaciones y debe abrir todos los días la Biblioteca. Me quedo fastidiado. Al día siguiente 19 de agosto, tengo varios encargos domésticos que hacer. Sin embargo, y contra lo que esperaba, a las 9 de la mañana me he despachado de todo. Es el momento. Sobre la marcha decido hacer un año más el Camino de los Corporales de Daroca.

DSC_8517

Me pongo calzado y ropa de excursión, tomo el palo de caminante, un almuerzo y agua abundante. En cinco minutos paso por delante de la iglesia, cruzo el río de las Monjas, enfilo por las Fábricas y las Compuertas el camino del Tormo o de la Íñiga. Paso por delante de nuestra Huerta y su caseta recién arreglada (ahora de mi hermano Chabier), mientras tanto la gente riega las fincas pues el agua llega a veces al camino.

La mañana es fresca pero pronto el sol templa en ambiente. He salido un poco tarde para esta andada, pero voy contento. Me cruzo con regantes que van en sus coches, ciclistas, corredores, etc. A lo lejos veo dos personas que llevan el mismo camino. Aprieto un poco el paso para ver quiénes son. Al llegar cerca del Salobral paran a tomar un bocado. Es mi amigo Pepe “Lucas” y una señora. –¿Hasta Daroca vas? ¿No volverás también andando? Me pregunta con su sorna característica.

El camino es largo y, como he hecho otras veces, rezo el Rosario. A la derecha la vega llena de maíz, “panizo” en el argot del terreno. A la izquierda secanos y algunos almendros en el monte bajo. Esta es la parte más seca de todo el itinerario. Así, hasta llegar a la Virgen del Rosario y el puente romano de Luco. Allí el camino se pega al cauce del río Jiloca y da mucho gusto recorrerlo. Los zarzales están llenos de moras ya maduras. Estos días atrás estaban todavía un poco verdes en Calamocha, pues hemos cogido muchas con mi esposa antes de los sanroques ya que les gustan a nuestros nietos.

Empieza aquí la parte más bonita del Camino de los Corporales. Siempre al lado del río con su frescor, con el ruido de los pequeños saltos de agua y el rumor de las acequias de riego. De momento un viejo puente de hierro del ferrocarril atraviesa el camino sobre nuestras cabezas. Evoco el terrible accidente de tren que tantas muertes provocó a principios del pasado siglo. Se nota que nos acercamos a Luco por los paseantes que salen de este pueblo. Llegamos al mismo y proseguimos siempre arrullados por el ruido del agua. El río baja crecido para ser pleno verano.

Los chopos cabeceros jalonan todo el camino. Hay algunos secos que han perdido la corteza, donde hay estampadas flechas amarillas que señalan el camino a seguir. A mi hermano Chabier se le ha pasado esta utilidad anunciadora de los chopos. Fallo. También sargatillos, sabimbres, nogueras, ciruelos, manzanos y perales. Las ciruelas están en su punto. Las manzanas y las peras un poco verdes aun.

37-Valle-del-Rio-Jiloca

Llego así a Burbáguena donde decido parar a almorzar junto a la fuente. Es un poco tarde para esperar a hacerlo en Báguena, donde me gusta comerme un buen par de huevos fritos en el bar del pueblo. Otra vez será. En el pueblo se barrunta ya la proximidad de las fiestas patronales. Hay mucho ir y venir de gente, se oyen bandos y hay ajetreo de coches.

“¡Miala cómo se relame …!”, y “¡Yo! ¡De Baguena de España!”

Después del tentempié reanudo la marcha, ahora desviándome un poco hacia la izquierda por una zona de secanos. Es más fea y el sol empieza ya a calentar. De momento las flechas marcan un giro a la derecha buscando de nuevo el río. Bajo por un camino que siempre me encuentro inundado, y ahora también. Creo que giro pronto a la izquierda pues me veo un año más andando por la antigua vía del tren, pero al llegar a las proximidades de Báguena vuelvo al buen camino que iba junto al cauce que atravieso para entrar en Báguena. En la rambla, a la puerta del bar, la gente charla a la sombra. Los de la comisión de fiestas están poniendo las banderas por las calles con una larga escalera. Da gusto ver nuestros los pueblos en fiestas por la cantidad de vecinos ausentes que congregan, pero en cuanto terminan todos nos marchamos a nuestros respectivos lugares de trabajo. Sigue en venta la casa grande que se ofrecía como “chollo” el año pasado.

DSC_8728

Por primera vez contemplamos en Báguena una pequeña escultura con la cabeza de un asno que pretende comer unas hierbas. Hace alusión a la conocida anécdota de “La mielga de Báguena”, que la propia localidad celebra divertida. Ocurrió en un verano de gran sequía que había agostado los prados de la dula, y los animales ya no tenían hierba alguna para comer. Sin embargo, y desafiando a todo el pueblo, en lo alto de la famosa torre mudéjar crecía un magnífico ejemplar de mielga que no parecía padecer la sed. Al revés, cuanto más seco estaba el campo, más jugosa y apetitosa estaba la hierba del campanario. Harto de ver pasar hambre a su mula, un baguenense, decide atarle una cuerda por el cuello que pasó por la sujeción de las campanas de la torre, y estirar de la otra punta desde el suelo para izarla. Así subía el animal medio asfixiado, cuando otros vecinos le llaman la atención indicándole que está ahogando al animal que ya llevaba dos palmos de lengua fuera de la boca. -¡Qué se ha de ahogar!, ¡qué se ha de ahogar …! ¡Quiá! ¡No ves como se relame …!

DSC_0186

Es famoso Báguena por sus anécdotas. Creo que la otra ya la he contado en otra ocasión. Es igual, la repito. La conocía por mi padre desde niño, pero me la recordó en cierta ocasión el catedrático de Botánica de la Universidad de Valencia, Don José Mansanet Mansanet, que en paz descanse. Era el mes de febrero de 1972. Recuerdo perfectamente la fecha porque fui el primero de la clase que me presenté con él a un examen oral y era época de huelgas estudiantiles, que, curiosamente, coincidían siempre con los exámenes parciales. Me acerco a su despacho del Jardín Botánico de Valencia del que era su director, y le digo que quiero hacer el examen con él. Como estaba muy interesado en sus cosas, me pone unas preguntas para que las conteste por escrito en su mesa, mientras él vuelve al laboratorio de al lado. Las puertas estaban abiertas para evitar malos pensamientos. Como no nos veíamos, de vez en cuando, para controlarme un poco, me hacía preguntas. -¿De dónde es usted? –De Calamocha, Don José. Le respondo zalamero. -¡Hombre de Calamocha …! -¿Conoce usted la laguna de Gallocanta? -¡ Mucho, Don José, mucho! Yo sigo dándole hilo a la cometa. -¿Entonces, conocerá el dicho de “Baguena de España”. –Pues no, Don José, no he oído nunca hablar de eso. Miento como un bellaco. Entonces, vuelve al despacho donde yo estaba desde su laboratorio y me la cuenta. Sucedió en los tiempos pasados, que otro baguenense despejado decidió dejar su casa y dejar el pueblo para irse a correr tierra, a recorrer el mundo. En plena noche dejó el pueblo y, camina que camina, sube montes y baja montes, a la que empieza a amanecer divisa una enorme extensión de agua que brillaba al recibir los primeros rayos solares. Después de recorrer lo que pensaba era un montón de leguas, piensa que se encuentra frente al mar, cuando en realidad se halla encima de la laguna de Gallocanta. Emocionado pregunta a un pastor que por allí apacentaba su rebaño, el nombre del lugar donde se encuentra. -¡Berrueco! ¿Y usted de dónde viene? Le contesta éste. Pero la imaginación de nuestro personaje le hace confundir el nombre de este pueblo ribereño de la laguna por el de Marruecos. A lo que responde rotundo el viajero. -¡Yo, de Baguena de España! Frase que quedó para siempre como anécdota y como dicho popular en la comarca del Jiloca. Nota: tuve una magnífica calificación en el examen. Mi recuerdo para este buen profesor de botánica, gran herborizador y estudioso de nuestra flora que, como suele suceder en la etapa juvenil, no supe aprovechar adecuadamente.

Así hasta Daroca

Por delante del ahora deshabitado convento de San Valentín, tomo el camino de Daroca. A partir de aquí menudean los campos plantados de nogueras y de chopos. Antes de llegar a San Martín el sonido de la motosierra y la presencia de tractores indica que están talando o limpiando alguna chopera. Paro un poco a descansar a la sombra, reanudo la marcha y paso por delante de San Martín y de su Museo de Vino.

Villanueva de Jiloca. Foto: HeráldicaZaragoza

Pronto llego a Villanueva con su Parque de Arnau de Vilanova. Ilustre médico medieval cuya patria disputamos a catalanes y valencianos. ¡Bien por los de Villanueva el dedicar el parque a su memoria! Las flechas amarillas me dirigen al pueblo y las sigo, pero no me convence el itinerario y dudo. Consulto a una anciana que me indica que para ir a Daroca por el camino debo volver a cruzar el puente y doblar a la izquierda. “A lo mejor se encuentra un campo regado que deberá cruzar”, me advierte. Así lo hago y compruebo que estaba en lo cierto.

A lo lejos empiezan a vislumbrarse las torres del castillo de Daroca, pero sé que falta todavía bastante y no debo fiarme. Cruzo el campo que me indicaba la buena señora de Villanueva, que no estaba regado, y sigo caminando junto al Jiloca alternando trozos sombreados con otros a pleno sol. A medida que me acerco a la ciudad de los Corporales, dominan estos últimos. Es mediodía y hace mucho calor. Llego a las primeras granjas y casas de campo de Daroca, todavía muy apartadas del núcleo urbano.

Murallas de Daroca. Foto: castillodeloarre

Por fin con la zona industrial empiezan las primeras viviendas y la Puerta Baja. Bebo agua fresca en la Fuente de los Veinte Caños, junto a la casa de mi tío Quintín y mi tía Teresa. Dejo atrás los monumentos a Antonio Mingote y a Mariano Navarro Rubio. ¡Cuánta gente importante ha salido de esta ciudad! Me detengo un rato como hago siempre junto a la basílica de los Corporales, y subo por el antiguo colegio de los Escolapios donde estudió mi padre a la Puerta Alta. Junto al restaurante “Legidos”, a la vista de la Mina espero la llegada de mi hijo Pablo que viene a recogerme de paso desde Zaragoza.

Evoco mientras tanto la belleza de la ciudad de Daroca y la tremenda magnitud de sus murallas, torres y puertas que hizo decir a alguien: “Daroca la loca, la cerca grande y la villa poca”. ¡Miau! Que lo digan si no los Pedro Ciruelos, los Marcuellos y tantos sabios ilustres que han salido de sus casas.

José María de Jaime Lorén

domingo, 27 de septiembre de 2015

PERDIENDO SUELO EN LA SIERRA DE PELARDA

Dos de septiembre. Rodrigo nos pone  en canción para subir a la sierra de Pelarda a coger rebollones. Los días anteriores, docenas y docenas de buscadores habían llenado cestos recorriendo sus pinares. Había que probar pues venían días inciertos. ¡Qué premonición!
La gran tormenta del cuatro de agosto que descargó en Fonfría 110 L/m2 introdujo abundante agua en el humus del bosque. Los calores del resto del mes hicieron el resto. Permitieron el desarrollo del micelio de los hongos y, como no podía ser de otra manera, todo esto terminó con una copiosa eclosión de cuerpos fructíferos. Numerosos veraneantes y muchos locales hicieron su agosto y por la redes sociales comenzaron a verse cestos llenos de rebollones. Para esas fechas, el suelo empezaba a secarse y las oleadas de buscadores agotaban los pinares de Olalla y Fonfría. Se trataba de cambiar de paraje. Le habían contado a que también salían por Godos. Así que, decidimos acercarnos en una tarde tormentosa y nublada en la que el cielo aparecía negro hacia el saliente.
Llegamos cuando estaba terminando una tormenta. No debió de ser poca cosa a juzgar por el caudal de las barranqueras y las ramblas. No tenemos registros de lo que llovió antes de nuestra llegada en Godos. Era un tormenta muy local. En Vivel del Río las precipitaciones fueron de 4,0 mm, en Calamocha de 8,6 mm, en Corbatón de 4,6 mm, en la vecina Fonfría 7,2 mm, mientras que en Lechago llovieron 23,0 mm.
Dsc_7574
Dudamos pero nos decidimos seguir avanzando. Cruzamos el pueblo y remontamos el camino del cementerio. Era un terreno de arcillas y gravas en el que, afortunadamente, no se pegan las ruedas de los coches. Subíamos poco a poco entre campos buscando el pinar. Pero no se veía. Nos cruzamos con un tractor que nos informó de que no podríamos seguir adelante. Estábamos al pie del cerro Currutacas.
Mapa 1 Godos
Comenzamos a caminar, cesta y paraguas en mano, pista arriba. Enseguida dimos con el problema.
Foto aérea Godos
Era un campo amplio, con forma de anfiteatro. Estaba pegado al monte. Parecía el resultado de una vieja rotura. Tenía una pendiente suave aunque muy tendida. No había bancales internos. Estaba labrado, preparado para la siembra. En su estado más vulnerable a las lluvias torrenciales.
Dsc_7579
Las aguas se recogían hacia la parte central y salían por un mismo punto del ribazo, hacia el camino. El ribazo estaba formado por herbáceas y algunas escalambrujeras. Pocas. Se había reventado el lindero y el camino estaba lleno de barro y cantos.
Dsc_7575
Era impresionante. Gravas y gravas. ¿Dónde estaban las arcillas y los limos? ¿Dónde estaban los restos de humus? Se los llevaba la rambla.
Dsc_7578
Los regueros en el campo eran profundos …
Dsc_7580
Pérdida de suelo agrícola. Pérdida de fertilidad. Pérdida de vida y de rentabilidad.
Como no había atisbo del pinar, nos volvimos. Mientras lo hacíamos me fijé en los campos cercanos al pueblo. Casi todos abancalados. Casi todos con sus ribazos. Sus paradas, que llaman allí. No había regueros, no se veían surcos de erosión o mantos de piedras.
Foto aérea Godos 2
Los bancales son soluciones inteligentes puestas en práctica por nuestros abuelos. Es la garantía de la protección del suelo, de la recarga hídrica y la defensa para la vida silvestre.
Las concentraciones parcelarias de la sierra de Pelarda son preocupantes. Las hemos visto en Fonfría, Bea y Lagueruela. Pronto seguirán las de Torrecilla del Rebollar y Godos. ¿Van a respetarse los ribazos?
Si esta erosión la produjo un tormenta moderada de 20 o 30 L/m2. ¿Cuántos cientos de toneladas de suelo se llevarían las aguas en Fonfría o Lagueruela en una lluvia de 110 litros/m2?
DSC_7598
Ni se sabe.

viernes, 25 de septiembre de 2015

CELEBRA EL DÍA MUNDIAL DE LAS AVES EN USED Y CUBEL

¿Te animas a celebrar con nosotros el Día Mundial de las Aves?

El día tres de Octubre, sábado, las gentes de la Asociación de Amigos de Gallocanta nos iremos de excursión pajarera por la Dehesa de Used, visitaremos las balsas, navajos y la presa sita en este municipio y la Laguna de Guialguerrero, cerca de Cubel.

Cartel_excursion_3oct15_AAG-2

Después de comer … asamblea general de socios.

¡Os esperamos!

Asociación de Amigos de Gallocanta

martes, 22 de septiembre de 2015

VII FIESTA DEL CHOPO CABECERO. ALIAGA, 24 OCTUBRE 2015

 

Este es el programa de la VII Fiesta del Chopo Cabecero que celebraremos en la localidad de Aliaga (Cuencas Mineras) el próximo 24 de octubre de 2015. ¡Os esperamos!

9.50 h. Recepción, bienvenida y presentación de la VII Fiesta del Chopo Cabecero en el pabellón de Aliaga.

10.00 h. Inicio de la excursión. Caminaremos por la carretera A-2403 un tramo de un kilómetro tomándole el pulso al valle (se recomienda llevar chalecos reflectantes). Al llegar al desvío a Campos alcanzaremos la ribera del río Guadalope. Lo remontaremos por la orilla, entre los huertos y bajo los riscos. El paseo integra dos elementos de gran valor paisajístico, científico y ambiental. Un espléndido bosque fluvial de chopo cabecero y el Parque Geológico de Aliaga, que será interpretado por su coordinador científico José Luis Simón. A lo largo del mismo se visitará la ermita de la Virgen de la Zarza y el recién restaurado Molino Alto.

12.30 h. A la vuelta del paseo, cerca del molino, habrá una demostración de escamonda de un chopo cabecero por trepadores de la empresa Xiloforest. Así mismo se plantarán cinco chopos para preparar una nueva generación de árboles.

13.30 h. Inauguración de la exposición del “II Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero”.

14.30 h. Comida popular, en el pabellón de Aliaga.

Cartel

16.00 h. Presentación de la Entidad de Custodia del Territorio para la Conservación del Chopo Cabecero.

Fallo del "II Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero”

Entrega del título Amigo del Chopo Cabecero 2015 y homenaje a la Revista Quercus por su larga trayectoria de fomento del estudio, la conservación y la difusión de la Naturaleza y, en particular, por su sensibilidad por el chopo cabecero.

Participación de investigadores, asociaciones y entidades comprometidas con la conservación y defensa de los viejos chopos trasmochos.

Palabras de la Plataforma Salvemos Aliaga y del Alcalde de Aliaga.

17:00 h. Concierto musical con el grupo Bucardo Folklore Aragonés

Entre las 13.00-14.30 y desde las 18.00 en adelante podrá visitarse el Centro de Interpretación del Parque Geológico (junto a gasolinera) y el Centro de Interpretación de la Minería (Barrio de Santa Bárbara).

La inscripción para la comida se formaliza con el ingreso de 12 euros (6 euros menores de 10 años) antes del 20 de octubre en la cuenta ES95 2085 3856 15 0330064684 (Ibercaja) indicando el nombre y apellidos.

Organizan

Plataforma Salvemos Aliaga - Ayuntamiento de Aliaga - Centro de Estudios del Jiloca

Colaboran

Parque Geológico de Aliaga - Bucardo Folklore Aragonés – VoluntaRíos – Xiloforest - Museo Minero de Aliaga – Geoventur – Albergue de Aliaga - Molino Alto Aliaga - A.C.R. Casino Club Santa Bárbara- Ivvis – C.E.A. Ítaca – Comarca Cuencas Mineras - Asociación de Jubilados Virgen de la Zarza - Asociación de Amas de Casa- Jamones El Calamochino - Geoparque Maestrazgo

Contactos: secretaria@xiloca.com

Teléfono: 978730645 Más información: www.chopocabecero.com

lunes, 21 de septiembre de 2015

UNA RUTA BOTÁNICA POR LOS OJOS DE FUENTES CLARAS

El pasado 25 de agosto, dentro de las jornadas culturales que organizan el Centro de Estudios del Jiloca y la Comarca del Jiloca, nos fuimos a escuchar a conocer los Ojos de Fuentes Claras. Se trataba de un recorrido por el campo guiado por Chabier. Tenía muchas ganas de conocer estos humedales del valle del Jiloca ya que no había visitado ninguno. Esperaba encontrar alguna sorpresa botánica, pues en el tiempo que llevo aquí, he podido comprobar la diversidad de hábitats que tenemos en nuestra comarca.

Empezamos el recorrido delante de la puerta de la iglesia, un buen número de asistentes nos desplazamos hacía la primera balsa, que está todavía dentro del casco urbano de Fuentes Claras, le llaman El Cubo.

25-08-15 011

Mientras se hablaba sobre las tobas calizas que allí aflorban ya pude identificar unas cuantas plantas acuáticas, la primera la Salicaria (Lythrum salicaria L.) …

image

que resaltaban sus flores rosas por encima de las demás.

Se acompañaba de Lycopus europaeus L. …

image

de la menta de agua (Mentha longifolia L.) Huds … 

image

y la Scrophularia auriculata L. …

image

En los muros del camino también pude ver nuestro apreciado ababol (Papaver rhoeas L.), en una floración ya tardía …

image

a una gramínea muy divertida que se llama Cynodon dactylon (L.) Pers. …

image

y a Sisymbrium orientale L. …

image

Seguimos recorriendo el camino entre los huertos mientras caía la tarde …

25-08-15 014

Llegado un punto del camino hicimos un alto y Chabier me preguntó si conocía a una umbelífera de color amarillo …

image

que crecía abundantemente en los huertos abandonados. 

DSC_7517

Pero no, lo la conocía. Así que me llevé los deberes a casa, le hice unas cuantas fotos de varias partes de la planta y al llegar me puse en la tarea de identificarla. Resultó ser Pastinaca sativa L. subsp. sylvestris (Mill.) Rouy & Camus. Es decir, la zanahoria blanca.

image

Así seguimos camino hasta llegar a otro de los pequeños ojos o balsas, como allí los llaman para diferenciarlos del Ojo Grande). Allí pude observar y fotografiar unas cuantas plantas más, como el cardo de agua (Cirsium monspessulanum L. Hill subsp. monspessulanum) …

image

un equiseto o falsa Cola de Caballo (Equisetum ramosissimum Desf.) …

image

gran número de ejemplares de una planta pequeña …

image

… que resultó ser Odontites vulgaris Moench. subsp. vulgaris,

bastantes ejemplares de malvavisco (Althaea officinalis L.),

image

un junco que Chabier ya me había comentado antes y que no es muy abundante en Aragón, la mansega o masiega, de nombre científico Cladium mariscus (L.) Pohl. …

image

Unos pocos pasos más adelante observamos más salicaria, unas campanillas blancas que resultan ser Calystegia sepium (L.) R. Br. subsp. sepium

image

otras plantas higrófilas de flor rosa (Epilobium hirsutum L.) …

image

y unas matas de ortiga borde que corresponde a Ballota nigra L. subsp. foetida (Vis.) Hayek.

image

Y así casi sin darnos cuenta fuimos pasando la tarde y cayendo la noche.

25-08-15 016

En el último tramo del recorrido ya solo pude retratar a esta chenopodiacea muy curiosa que se llama Atriplex patula L. …

image

y por último nos paramos delante de un estramonio (Datura stramonium L.) para hablar de sus propiedades como planta tóxica y peligrosa.

image

Hasta aquí se puede decir que pasé todo el recorrido como una abeja feliz, de flor en flor y de planta en planta, pasamos una buena tarde conociendo los Ojos de Fuentes Claras y de El Poyo, un interesante espacio natural de la comarca del Jiloca.

Làli Picornell (texto y fotos de plantas) / C.E.J. (resto de fotos)

viernes, 18 de septiembre de 2015

UN OLMO EN EL RIBAZO

Finales de agosto. Caía la tarde soleada. Recorría tranquilo la estrecha carretera entre Acered y Atea en amena conversación con Chabi, mi hijo, que había recorrido caminando dos etapas del Camino del Cid y me contaba emocionado su experiencia en solitario.

Iba disfrutando de un paisaje casi desconocido para mí. Pequeños campos de almendros, viñas y cerezos, con algún rastrojo poblaban las laderas de las barranqueras que drenaban la vertiente de la sierra de Santa Cruz hacia el Jiloca. Y ahí estaba él. Un joven tallo de olmo (Ulmus minor), de olmera como le llaman en algunos pueblos de esta parte de Aragón. Con sus hojas de haz verde intenso y su envés verde claro, comenzando a amarillear fruto del avance del verano y de los efectos de la sequía estival.

DSC_7566

En el ribazo, bien arropado por las espinosas y arquedas ramas de la escalambrujera, que ya mostraban sus rojos frutos. Entre la cuneta y el campo de almendros. El pequeño tallo de olomo lucía lustroso su follaje tras haber superado las múltiples pruebas, las numerosas plagas que lo asolan.

Estas olmedas del Bajo Jiloca no son sino que otra muestra de una vieja cultura. Una cultura que se remonta a los romanos. Tal vez antes. Según algunos autores esta especie fue introducida en la península Ibérica desde la Galia por su utilidad en la fabricación de carros. Los romanos lo extendieron como árbol ornamental y de sombra. Pero, sobre todo, por su utilidad.

Las raíces del olmo, una vez penetran hasta la roca madre, mueren a los 10 o 15 años. Entonces desarrollan un sistema de raíces laterales que crecen casi horizontalmente, muy superficiales. En el pasado fueron muy plantados en los linderos entre los huertos, viñas y otros campos donde formaban bosquetes y setos junto con espinos y otros árboles. Sus raíces retenían el suelo. Sus ramas ofrecían un ramón muy apetecido por el ganado. En muchas casas, pelaban las ramas para alimentar a los conejos. Los troncos ofrecían una madera tan dura como la del roble, con múltiples aplicaciones, sobre todo en carretería por su capacidad de amortiguar los golpes.

CIMG1853

Era, pues, un árbol propio de ambientes agrícolas. Esto puede verse muy bien en nuestras comarcas. Las ribaceras de las huertas de Daroca o de las viejas viñas de Báguena o de Atea son una muestra.

Es un árbol que padece numerosas plagas. Le afectan los virus y bacterias que le causan flujos y tumores. Sus hojas son atacadas por la oruga de la galeruca (Galerucella luteola) quedando de cada una tan solo con sus nervios al final del estío. Otros coleópteros, los escarabajos minadores, penetran por el cambium y le transmiten un hongo (Ceratocistis ulmi)  que origina la grafiosis. Este parásito causa una trombosis de los vasos conductores y la intoxicación de las hojas. Es una enfermedad con efectos devastadores.

En definitva, el olmo tiene una pléyade de enemigos.

Desde hace unos treinta años se ha producido una fase aguda de grafiosis que ha asolado con la mayor parte de las olmedas. No ha sido la única pero sí de las de mayor virulencia. Es posible que los cambios climáticos recientes junto con las características de la nueva y agresiva cepa hayan desbordado la capacidad defensiva de las mismas.

Algunos científicos sugieren que la dificultad que presenta esta especie para repoblarse a través de semilla (nascencia muy baja) y que la escasa resistencia a los parásitos no son si no indicios de su carácter foráneo o de su falta de adaptación a las condiciones actuales. ¿Quién iba a decirlo? El olmo, otro inmigrante.

En cualquier caso, el tallo de olmo de aquel ribazo de Acered lucía ufano sus hojas ante las ramas muertas de otros brotes. Año tras año, resistiendo las oleadas de plagas, la vieja cepa de olma emite nuevos rechitos que intentan doblegar a unos y a otros microorganismos.

Es un caso más de una historia donde lo agrícola, lo forestal y lo ganadero formaban un todo. De una vieja cultura que también se pierde por la intensificación y la productividad a corto plazo. Mientras tanto, sobrevive en el ribazo ante los cambios.

martes, 15 de septiembre de 2015

ÁRBOLES VIEJOS. GUÍA PARA UNA BUENA GESTIÓN

Los ingleses saben mucho de árboles. En particular les atraen los árboles notables, los de interés histórico, los que definen a un paisaje o los que albergan mucha vida silvestre. O todo esto a la vez. Muchos de ellos son árboles viejos. Árboles que llevan creciendo, sobreviviendo o  apagándose lentamente durante décadas, a veces siglos.

Lejos de tener una connotación negativa, el término “árbol viejo” allí está cargado de valores. Y llevan mucho tiempo repensando cómo darle más vida a los árboles viejos, partiendo del conocimiento de cómo funcionan y comprendiendo todo aquello que les afecta. Y, además, llevan décadas gestionándolos, bajo el único principio posible: el del “ensayo y error”. Avanzando así en el aprendizaje.

Tipología árboles

Fruto de esta larga trayectoria de experiencias resultó la publicación Veteran Trees. A guide to good management elaborada por Helen Read y editada por English Nature en 2000. Pudimos conocer a esta investigadora en la VI Fiesta del Chopo Cabecero a la que acudió a recibir un merecido homenaje.

Esta obra ha sido traducida al castellano con el título Árboles viejos: Guía para una buena gestión. Desde unas semanas puede consultarse en la página de la asociación Ancient Tree Forum en el siguiente enlace.

Libro Helen (portada)

Es muy práctica y muy directa. Es técnica pero de lectura fácil y atractiva.

Es cierto que recoge experiencias sobre el cuidado de árboles viejos en un ambiente atlántico, bajo unas condiciones ecológicas muy diferentes a las de los montes mediterráneos. Sin embargo, muchas de las ideas son perfectamente trasladables al sur de Aragón.

Será de una gran utilidad para propietarios particulares, arboristas, gestores de espacios naturales, naturalistas y aficionados a los árboles en general.

Muy recomendable.

domingo, 13 de septiembre de 2015

MI RUTA BOTÁNICA POR EL REBOLLAR DE BEA

La idea de esta excursión viene dada, en parte, porque recientemente tenía mucho interés en conocer el itinerario naturalista que, hace unos años, definió el ambientólogo Tomás Sanz para la Comarca del Jiloca. A última hora de la noche quedamos a las 8 de la mañana del día siguiente 12 de agosto, como siempre en la plaza de Calamocha, adonde acude Emilio con su coche. Desde allí por la autovía vamos hasta Ferreruela de Hueva y nos desviamos por Lagueruela hasta llegar a Bea.

Colocamos primero una pequeña pegatina en el panel que muestra el itinerario de la ruta, para recalcar que el inicio de la misma es por un camino que arranca un poco antes del bar del pueblo, y no por el que empieza allí mismo. Atrás hemos dejado la nueva fábrica de pellets para las estufas, que da trabajo a unas cuantas personas de la comarca, así como una magnífica mansión recientemente construida.

DSC_7847

Iniciamos la andadura cruzando enseguida un pequeño puente sobre el Huerva. Comienza el ascenso primero por una zona de monte bajo, donde encontramos un colmenar convenientemente señalizado. Se trata de un sendero muy bien marcado que atraviesa un magnífico bosque de carrascas, marojos y sobre todo rebollos, de donde viene el nombre del bosque “Rebollar de Bea”. Hay magníficos ejemplares de árboles que proyectan una sombra que se agradece. Sin embargo no hay rastro de flores de orquídeas que abundan en la zona. Es agosto y el día es caluroso también.

DSC_6925

El ascenso es bastante suave, sin grandes pendientes, pero siempre subiendo. El paisaje es de bosque, se suceden las señales para no perdernos y así llegamos a lo alto en una zona de escarpadura rocosa. Es el momento de hacer un descanso y de almorzar. Al frente queda el pequeño valle del Huerva con Bea al fondo. Es un pequeño pueblo, ya se sabe el dicho “Más gente que en Bea”, por ironía de su escasa población, pero muy bonito.

DSC_6918

Un panel informativo nos explica las bellísimas formaciones geológicas que tenemos enfrente.

IMG_3191

Leemos que se trata de lo que los geólogos llaman “chevrons”, palabra francesa que evoca su forma triangular. Se formaron como consecuencia de sucesivos plegamientos en terrenos que alternan capas duras de caliza con otras blandas margosas. Es de gran plasticidad la larga sucesión de “chevrons” dispuestos en triángulos o semicírculos concéntricos que se extienden a todo lo largo del valle hasta llegar a Fonfría.

DSC_8114

Tras dar cuenta de los bocadillos de chorizo que esta vez ha preparado Emilio, reemprendemos la marcha pasando por un magnífico ejemplar de carrasca, asimismo bien señalizada, que debe tener con un montón de siglos de edad. Se trata de la conocida como “Abuela de Bea” o “Carrasca de Bea”. Un cruce de caminos nos ofrece la oportunidad de volver al pueblo cerrando la excursión botánica, pero preferimos seguir un poco más por la ruta alternativa hacia Piedrahita.

DSC_7869

Seguimos llaneando pero el terreno ahora no está tan bien señalizado. De hecho nos perdemos cuando tenemos ya a la vista el santuario de la Virgen de la Silla, al que tanta devoción tienen los pueblos de su Hermandad. Aquí el recuerdo es para Joaquín Campo Betés y para sus publicaciones Losilla y Cuadernos de la Silla. Hace unos años nos mostró con el detalle y el cariño que pone en todas las cosas la ermita, con su imagen de la Virgen que el rey Jaime I llevaba siempre en la silla de su caballo. De ahí el nombre.

El sol calienta de firme y yo quiero llegar pronto a casa. Me han sacado ya la tarjeta amarilla por mis frecuentes ausencias de las tareas domésticas. El día anterior tuvimos los del Centro de Estudios del Jiloca una reunión por la mañana en el Ayuntamiento de Calamocha para abordar proyectos en común, y por la tarde me marché a Odón a dar una charla sobre uno de sus hijos más ilustres, el arquitecto ilustrado Marcos Ibáñez que levantó la nueva ciudad de Guatemala, tras la destrucción completa de la antigua como consecuencia de un terremoto. Por cierto que la charla tuvo lugar en la ermita de la Virgen de la Cuesta, en cuya ampliación también intervino este arquitecto, desde la cual se divisa asimismo un magnífico panorama.

Ya cerca de la Virgen de la Silla, al no encontrar el camino de Piedrahita, decidimos volver por la carretera. Como no encontramos ningún puente cruzamos el Huerva por unas piedras pasaderas, y regresamos comentando la charla de Odón y las cosas del CEJ. Nos llaman un poco la atención los huertos de Bea que hay a la izquierda de la carretera y nos preguntamos cómo suben el agua hasta allí, pues el cauce queda bastante más bajo. El caso es que hay muchos huertos con muy buena verdura.

DSC_6934

En el bar de Bea termina la andada, de apenas unos 12 kilómetros. Otra vez unas cervezas bien frías apagan nuestra sed, y nos ayudan a planear la próxima excursión. A mí me gustaría hacer otra vez la marcha de Murero a Villafeliche, ida y vuelta por el mismo camino, pero nos tememos que nuestro amigo Tomás Guitarte que está en Cutanda nos proponga hacer como el año pasado la Ruta de San Vicente Mártir, desde su pueblo hasta Burbáguena. Si no nos dice nada, haremos la de Murero, pero si se entera que estamos haciendo excursiones seguro que insiste para hacer la de su pueblo. Y más ahora que están motivados con la recreación de la batalla de Cutanda, de la que próximamente se cumplirá un nuevo centenario. Ya veremos.

De nuevo en el coche, seguimos el cauce del Huerva y me pregunto por donde discurrirá el río para salvar la formidable sierra de Herrera, después de pasar por Villahermosa, Badules y Villadoz. Parece increíble que pueda atravesar todo el puerto de Paniza. Emilio me dice que el río pasa encajonado por una zona muy escarpada e inaccesible. Tal vez pueda ser motivo de una próxima excursión. Si hay camino para ello. De todas formas debe tener su interés naturalístico, pues la vieja Sociedad Aragonesa e Ibérica de Ciencias Naturales que tuvo su sede en Zaragoza y fue una de las instituciones españolas más activas hasta 1936, realizaba a María de Huerva y otras localidades próximas a la capital numerosas excursiones científicas para estudiar la flora, la fauna y la geología de la cuenca.

José María de Jaime Lorén