Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

lunes, 29 de agosto de 2016

RÍO COSA. DEL NACIMIENTO A LA DESEMBOCADURA. 3 DE SEPTIEMBRE EN PASEOS XILOCA

En este quinto y penúltimo de los “Paseos Xiloca”, vamos a recorrer uno de los rincones quizás menos conocidos de la Comarca del Jiloca, pero de un gran interés y valor paisajístico, ambiental e incluso cultural. Cogeremos la mochila con el almuerzo y la cámara de fotos para irnos a recorrer el cauce del río Cosa, afluente por la margen izquierda del Pancrudo. El río Cosa surge en la Fuente del Prado, en el fondo del Barranco del Horcajo, de régimen tormentoso, pocas veces vemos en él correr de forma superficial el agua ya que el sustrato calizo favorece la rápida infiltración hacia el subsuelo.


En el pequeño y coqueto pueblo de Cosa podremos contemplar algunos de sus monumentos más destacados, agrupados en el entorno de la plaza/ayuntamiento: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (construida en los siglos XVII- XVIII, por el maestro José Izquierdo, se hundió en el siglo XX, conservando hoy día su estructura exterior), la fuente, el lavadero, la Casa Ferreruela, … o los numerosos peirones que jalonan los caminos del entorno de la localidad. 

Tras disfrutar de la siembre acogedora sombra estival de un pequeño grupo de chopos cabeceros, del que tiempo tendremos de conversar, cruzaremos la carretera nacional por un paso inferior, e iniciaremos el suave descenso siguiendo el cauce del barranco del Horcajo. 

Nos adentramos en un entorno dominado por las rocas sedimentarias de edad terciaria (poco más de diez millones de años, lo que en tiempos geológicos encarna depósitos muy jóvenes): calizas, tobas calcáreas, margas, arcillas y yesos. Con un poco de atención podremos toparnos entre las margas y yesos con algún nódulo de sílex de gran tamaño, la materia prima para construir los afilados fragmentos para las tablas de los trillos. 


La vegetación está dominada en su conjunto por el rebollo (Quercus faginea). 



Analizando la morfología de sus hojas podremos ver algunas de las adaptaciones que han permitido a esta especie medrar en los ambientes de transición entre zonas húmedas y secas. También será fácil observar sus típicas y fotogénicas agallas. La mayor o menor proximidad al barranco y, por tanto, al freático, favorece el crecimiento de diferentes especies de arbustos: enebros, sabinas, espinos, rosales, lantanas, madreselvas entre los más comunes. En su frondosidad busca cobijo y alimento una variada comunidad de aves, a la que prestaremos atención tanto con los ojos como con el oído para ver cuántas especies somos capaces de reconocer a lo largo del recorrido. 


La escasa presencia humana actual ha ido dejando huellas de un pasado más próspero, como iremos viendo a lo largo del recorrido. Una de ellas es la singular dehesa de rebollos trasmochos, el mayor conjunto de rebollos trasmochos que conocemos en la comarca del Jiloca. También podremos contemplar los restos de una acequia (jalonada de chopos cabeceros, la mayor parte de ellos secos) que se arruinó en las tormentas del año 1957 y que conducía las aguas al molino del Reajal. Un edificio que aparece documentado en el censo de edificios de 1860, y que poseía dos cárcavos, con sendas piedras molederas, una balsa y un cubo cuadrangular. 



Dispersos a lo largo del recorrido podremos contemplar diversos troncos caídos de lo que antaño fueran ejemplares monumentales de chopos cabeceros, lo que nos permitirá reflexionar sobre el importante papel de la necromasa, de la que la madera muerta es la parte fundamental, en el funcionamiento de los ecosistemas. 


Un bonito pozo con abrevadero nos recuerda el pasado ganadero de la zona, la necesidad de abastecimiento de agua por este sistema, en una zona donde pasa un río. 


Más abajo el río se encuentra la peña del Casco, denominación que recibe por parecerse a la pezuña de un caballo. Caballos no veremos, pero si estamos un poco atentos no será difícil descubrir alguna cabra montés por los riscos, a cuyos pies veremos el verdor característico de la sabina negral.

Siguiendo el camino llegaremos pronto al paraje conocido como el Mas de El Villarejo, donde en tiempos había una masada, casa de campo. En esta zona se forma una pequeña charca como consecuencia de la descarga del freático alimentado por la típica filtración de los paisajes calizos, aportando variedad ecólogica al entorno. Los montes de la margen derecha están poblados de pinos negrales como resultado de antiguas repoblaciones forestales. 

La presencia de yesos a estas alturas del recorrido permite la presencia de una flora altamente especializada, donde plantas como el arnacho (o asnallo) o la hierba zapera reclaman su territorio. Junto con otras plantas, líquenes, musgos y hongos conforman una comunidad de gran interés ecológico que justifica la catalogación de estos montes como Lugar de Interés Comunitario (LIC Yesos de Barrachina y Cutanda). Es este el momento de estar atento a los nódulos de sílex y, algo más abajo, de unas curiosas formaciones de tobas calcáreas, cuyo proceso de formación sigue activo hoy día. 


Por último, el valle se abre definitivamente en la Solana del río Cosa para desembocar en el Pancrudo, con sus singulares choperas lineales de cabeceros, oasis de biodiversidad y rico legado de un pasado no tan lejano que hemos de saber conservar. 

Pilar Edo y Rodrigo Pérez (texto)
Rodrigo Pérez y Chabier de Jaime (fotos)

Nota logística: Para hacer este recorrido, necesitaremos organizarnos dejando parte de los vehículos en el nacimiento (localidad de Cosa) y parte en la desembocadura (río Pancrudo, Barrachina), ya que de este modo el recorrido será lineal y de ida. Como es necesaria la inscripción previa, la organización se encargará de coordinar este asunto. Para inscribirse, pulsa en este enlace.

domingo, 28 de agosto de 2016

FLORA DE LA LAGUNA DE GALLOCANTA. CONFERENCIA DE LÀLI PICORNELL

La cuenca de la laguna de Gallocanta es un pequeño mundo. Tiene rocas silíceas al este y carbonatadas por el oeste. En el fondo hay limos con alta concentración de sales. Cuatro riachuelos de caudal temporal y una colección de arroyos recogen las aguas desde los montes y páramos hasta el vaso de la gran laguna. En algunos puntos, hay descarga del freático y se forman pequeños humedales. En otros sobreabunda el nitrógeno de origen ganadero.


Todo ello a mil metros de altitud. Bajo un clima mediterráneo continental, de montaña y seco. Y en medio de una cordillera invisible: la Ibérica. En unas tierras pobladas y en unos ecosistemas transformados desde hace más de 2.300 años.


Los bosques, más bien matorrales altos y densos, de carrasca y rebollo descienden por los montes. Amplias parameras y otros matorrales abiertos conectan a aquellos con los campos de secano cerealista que ocupan la gran llanura central. Y en el fondo de la cuenca, un sistema de prados salinos, la joya de la corona.


Una colección de más de mil especies vegetales crecen en menos de 500 km cuadrados. Algunas son propias del ámbito mediterráneo. Otras propias de los litorales europeos. Otras, de las altas lagunas salinas de Asia occidental. Las hay de óptimo eurosiberiano, esas que se acantonan en las umbrías de los montes. No faltan los endemismos. Todas ellas distribuidas formando un complejo y dinámico mosaico.




Gallocanta tiene desde hace cuatro décadas muchos ojos que observan a sus aves y cuenta con buenos estudios ornitológicos. El resto de los vertebrados se conocen bien, aunque falten estudios. Los ecosistemas acuáticos de la cuenca endorreica recibieron durante décadas la atención del profesor Francisco Comín y están bien caracterizados. No ha habido quien aborde el estudio de los insectos o de los arácnidos, esos mundos inexplorados, complejos e inabarcables, pero tan gratificantes para los naturalistas. Y también cuenta con un sólido catálogo florístico realizado a finales de los '70 por el equipo de botánicos de Jaca, pero que no tuvo continuidad por otros investigadores. Hasta la llegada de Eulàlia Picornell a Bello hace un lustro.


De formación autodidacta y gran dedicación al trabajo de campo, Làli ha recorrido con paciencia todos los ambientes y todos los rincones de este espacio natural. Una comarca de paisajes austeros y, aparentemente, con un paisaje vegetal poco atractivo. Colaboradora del Herbario de Jaca y coordinadora de Biodiversidad Virtual para la provincia de Teruel, además de crear un núcleo de interés para los naturalistas que participan en este portal, Làli ha descubierto más de cien especies vegetales cuya presencia había pasado desapercibida a otros investigadores. Y esto tiene un gran interés científico y conservacionista. Es la autora de sendos catálogos de las plantas de Sierra Menera y de la cuenca de Gallocanta ricamente ilustrados con preciosas -y precisas- fotos recogidos en su blog Mi herbario del Jiloca. Su llegada a la zona ha sido una gran suerte para todos.


Bueno, pues esta tarde tenemos la oportunidad de aprender de sus observaciones y reflexiones en la conferencia que impartirá en el cine de Tornos a las 20 horas. ¡Allí estaremos!

jueves, 25 de agosto de 2016

LA RESERVA DE LOS ROBLES CENTENARIOS DE BREITE

Para viajar por el mundo las Lonely Planet son las mejores guías. Aunque la información sobre el país/región es algo justa, resultan manejables y son muy prácticas. Anglosajonas 100%. Ahora bien, son guías escritas por urbanitas para urbanitas. 

En nuestro reciente viaje estival llevamos (¡nos la aprendimos!) la Lonely de Rumanía. Y alguna información descargada de internet sobre los principales parques naturales y nacionales que estaban en nuestra ruta. Generalidades. Nada concreto. Y menos, rutas por bosques maduros.

Leyendo en la Lonely sobre Sighisoara, una de las ciudades sajonas de Transilvania más famosas, en un rincón dimos con un párrafo titulado "Reserva de Robles Antiguos de Breite". Una dehesa de robles monumentales y centenarios de una superficie de 70 hectáreas.

Esta vez sí. La Lonely nos daba una gratísima sorpresa.


Decidimos acercarnos a visitarla. Pensamos que sería un parque semiurbano, tipo los Pinares de Venecia (Zaragoza) o la Casa de Campo (Madrid), con bancos, farolas y paseos. Pese a ello, nos animamos a acercarnos.

Sighisoara es una ciudad colgada sobre el valle del río Tarnava y rodeada de otros montes poblados de bosques. Sabíamos la dirección y de forma aproximada la situación.


Carretera con tráfico. A nuestra izquierda un monte que tenía toda la pinta de ser el que buscábamos. Ningún cartel indicador. Desvíos hacia el monte que acababan en granjas. Preguntamos en inglés a unos operarios que trabajaban en una gravera/cementera auxiliar de las obras de construcción de una línea férrea. El joven encargado nos orientó para acceder y captando nuestro acento nos dijo que trabajaban para una empresa española: Fomento de Construcciones y Contratas (FCC). Los fondos estructurales que aporta la Unión Europea a los países del este recién incorporados para su modernización acaban en las grandes corporaciones occidentales.

Subimos por una pista a través de un joven hayedo y terminamos en un amplio claro. Ahora sí. Ya estamos en Breite.


Se trata de una alargada dehesa de roble pedunculado (Quercus robur) y de roble albar (Quercus petraea) que se extiende sobre una alargada meseta.


A ambos lados de la reserva crece un frondoso bosque de haya y de carpe formado por árboles jóvenes que desciende hacia los valles próximos.


Para nosotros, en Aragón, este hayedo ya hubiera sido suficiente motivo de visita. Pero en Rumanía hay muchos bosques caducifolios, muchísimos, aunque tal vez la mayor parte no sean muy viejos. Ese no es el motivo del prestigio científico de Breite. Un espacio natural único en Europa.

Esta meseta se encuentra a unos 500 m de altitud. En superficie presenta un estrato de gravas y arenas, sobre el que se desarrolla un horizonte de humus, que descansa sobre otro estrato de arcillas, muy compacto e impermeable. Esta disposición de las rocas permite que el estrato superficial albergue un pequeño acuífero que se recarga de las precipitaciones (650-700 mm ) recogidas, fundamentalmente durante el verano.


En el sector meridional de la meseta se produce la descarga del acuífero lo que posibilita la existencia de un conjunto de pequeños humedales y de especies más higrófilas como la tremoleta o álamo temblón (Populus tremula) ...


y diversos sauces que me parecieron el cabruno (Salix caprea) y el ceniciento (Salix cinerea) ...

 

además de una pléyade de juncos, cárices y otras herbáceas que requieren humedad permanente en el suelo, entre las que destacan diversas especies de orquídeas (Dactylorhiza incarnata, Listera ovata, etc.) y otras propias de suelos turbosos como la genciana de turbera (Gentiana pneumonanthe) que tienen gran interés biogeográfico. 

El bosque de Breite es el robledal con carpe más representativo y mejor conservado de Europa central y oriental. Pero su singularidad botánica y ecológica tiene una doble dimensión. La concentración de robles centenarios y la estructura de la vegetación que forma un paisaje adehesado.


Alberga 639 grandes robles. De ellos, más de 500 ejemplares tienen más de 200 años y, entre los mismos, son mayoría los que tienen edades comprendidas entre los 350 y los 450 años. Incluso se han encontrado ejemplares que superan los 800 años.


Más de 450 árboles pueden considerarse viejos o veteranos, de acuerdo a su edad o a su morfología. 

Son árboles de dimensiones notables. Muchos de ellos tienen perímetros de entre 400 y 500 cm, aunque son abundantes los que de entre 500 y 600 cm.


Igualmente su altura también es destacable midiendo la mayor parte de los árboles entre los 20 y los 30 m, alcanzando algunos de ellos los 35 m. Son verdaderos monumentos naturales.

La otra singularidad viene dada por su estructura de dehesa. Es decir, un prado arbolado.


Y esto es así por que este es un tema que está generando un interesante debate entre los ecólogos especializados en la historia y en la conservación de los bosques europeos. Científicos como Oliver Rackham o nuestro amigo Ted Green, entre otros muchos, sostienen que el modelo de bosque original paleártico previo a la expansión neolítica del ser humano tendría una estructura abierta debido a la acción pertubadora de los grandes mamíferos (mastodontes, mamuts, uros, etc.) y a la producida por fuegos y vientos. Es decir, sería algo más parecido a una dehesa que a una formación forestal con un dosel cerrado y un suelo en completa penumbra. De este modelo, lógicamente, derivan propuestas para gestionar y conservar el bosque entre las que la ganadería tiene un papel fundamental. Evidentemente, y simplificando el debate, se distancia de los modelos propuestos por los ingenieros forestales que son quienes gestionan los bosques en casi todos los países.

Muy probablemente la actual dehesa de robles de Breite tenga un origen antrópico. En la zona se han localizado abundantes monedas y una necrópolis de edad romana lo que sugiere un poblamiento antiguo. Se desconoce la estructura de la vegetación de esta meseta aunque el topónimo ("breite"), en alemán, la lengua de los fundadores de la ciudad, se asocia a amplitud o anchura.

Con la creación de la ciudad de Sighisoara por los sajones se produciría el aclaramiento del bosque original formado por robles, hayas y carpes. Por un lado se obtenía la madera necesaria para cubrir las necesidades de una sociedad en crecimiento. Por otro, se transformaba dicho espacio en un pasto arbolado manteniendo a los robles necesarios para conseguir una óptima producción de bellota para la alimentación de piaras de cerdos y una pradera que mantuviera rebaños de oveja, cabra y vaca.

Cerdos alimentándose en un robledal europeo. Ilustración tomada de la página de T. Hartel
La presencia de arbolado en los prados ejerce un efecto muy beneficioso para la ganadería. Por un lado, las zonas soleadas producen un pasto más precoz y abundante. Al agostarse, comienza a desarrollarse otro más delicado bajo la copa de los árboles que es aprovechado varias semanas después, prolongándose en el tiempo.


Por último, la caída de bellotas y hayucos complementa la dieta durante los meses otoñales.



Nosotros encontramos un rebaño pastando con la fresca que al final de la mañana encontró refugio bajo la sombra de un roble monumental.


Es posible que los árboles recibieran algún tipo de poda para estimular la producción de bellota. No hemos recogido información alguna sobre su gestión pero sí que pudimos encontrar algunos ejemplares trasmochos.


El corte de la hierba con guadaña y el ramoneo del ganado frenaría el avance de los espinos y de otros arbustos, mientras que el aclarado mediante el hacha impediría que el bosque se cerrara mediante el control de carpes, abedules y sauces.


La relación entre los ciudadanos de Sighisoara y el bosque de Breite ha sido muy intensa. Skopatiofest era una tradición medieval según la cual cada primavera los alumnos traen ramas para hacer escobas que eran empleadas en la limpieza de las ciudades. Ya hay noticias escritas de su celebración de 1866 en este espacio natural por los estudiantes sajones y, pocos años después, de los propios de las comunidades húngaras y rumanas de la ciudad. Esta celebración festivo-educativa y otras de carácter religioso se celebraron, salvo interrupciones en los periodos bélicos, hasta 1945. En 1950, el gobierno comunista prohibió el Skopationsfest y cambió los usos de Breite, planificando un aeródromo primero, talando robles para su envío a la Unión Soviética después y dedicándola para su cultivo finalmente. En 1980 albergó un polvorín militar. Y, tras la revolución de 1989, fue salvada por intermediación de la UNESCO de la creación de un parque temático dedicado a Drácula pues Sighisoara fue la cuna de Vlad Tepes, el cruel príncipe en el que Bram Stoker se inspiró para crear al famoso vampiro transilvano.

El estado de conservación de los robles no es muy bueno. Tan solo la quinta parte muestran una copa completa siendo la mayoría las que tiene ramas puntisecas o directamente muertas.


Han sido muchas décadas de talas, vandalismo y fuegos ...


Sin embargo, el problema más grave ha sido la alteración del régimen hidrológico mediante la apertura de zanjas de drenaje pues ha afectado a la disponibilidad de agua a unos árboles centenarios y, por consiguiente, muy vulnerables.

Estos robles veteranos tienen un gran interés ecológico por el hábitat que ofrecen a la vida silvestre, tanto en las estructuras que presentan (huecos, grietas, etc.) como por presentar una gran cantidad de madera muerta que sustenta una comunidad compleja de organismos saproxílicos.


Igualmente importante es la función que desempeñan los árboles muertos, tanto los que permanecen en pie como los caídos al suelo ... 


Breite alberga una notable variedad de formas de vida en sus reducidas 133 hectáreas. 

Se han determinado 470 taxones de plantas vasculares ...


... en su mayor parte en espacios abiertos y en los manantiales.

Son muy numerosas las especies de hongos, tanto en la dehesa como, sobre todo, en los bosques cerrados del entorno ...


No hay muchos estudios publicados sobre los invertebrados de este espacio natural. Entre los insectos destacan las mariposas y, entre ellas, el licénido (Maculinea teleius) ...

Fuente: Wikipedia
organismo que para completar el ciclo vital depende de dos especies: de una planta y de una hormiga. Los adultos ponen los huevos sobre el pipirigallo borde (Sanguisorba officinalis) que sirve de planta nutricia para las jóvenes larvas. 

Pipirigallo borde. fuente: Wikipedia
Cuando estás alcanzan cierto desarrollo deben ser recogidas por hormigas forestales del género Myrmica que las recogen, guardan y alimentan en el interior de su hormiguero hasta que en la primavera siguiente vuela la azulada mariposa.

Nosotros encontramos la concha de este caracol en el borde del hayedo.


La herpetofauna ha sido bien estudiados por el profesor Tibor Hartel. Pueden encontrarse ocho especies de anfibios. Ellos son el tritón crestado (Triturus cristatus), el tritón común (Triturus vulgaris ampelensis), el sapo de vientre amarillo (Bombina variegata), el sapo común (Bufo bufo), el de espuelas común (Pelobates fuscus), la rana de árbol Europea (Hyla arborea), la rana ágil (Rana dalmatina) y la rana marrón europea común (Rana temporaria). Nosotros solo vimos a un joven sapo común corretear sobre el humus del hayedo ...

  
pero no nos resistimos a publicar la foto de un sapo de vientre amarillo que vimos en la orilla de un río de los Cárpatos ...


En Breite hay cuatro especies de reptiles: la culebra de collar (Natrix natrix), la culebra lisa (Coronella austriaca), el lagarto ágil (Lacerta agilis) y el lución (Anguis fragilis).

Nidifican 32 especies de aves, en su mayor parte paseriformes insectívoros. Pero debe destacarse que de las diez especies de pájaros carpinteros (piciformes) que hay en Rumanía, nueve pueden encontrarse en Breite. Este es un magnífico indicador de la calidad de los ecosistemas forestales, especialmente por la abundancia de árboles viejos, capaces de ofrecer hábitats diferenciados a organismos que tienen nichos ecológicos muy parecidos. También pueden verse aves rapaces diurnas, como el ratonero común que sobrevolaba los pastizales en las horas centrales del día, y aves rapaces nocturnas, como el cárabo común, el cárabo uralense y el búho real. Nosotros disfrutamos observando a los grupos familiares de alcaudón dorsirrojo encaramados sobre los arbustos mientras cazaban insectos en el prado. Este pájaro es casi el que con mayor frecuencia hemos visto durante nuestro viaje por Rumanía.

Adulto de alcaudón dorsirrojo. Dibujo tomado de SIOC
De entre los mamíferos destacan por su escasez el oso pardo, el lobo y el gato montés. Entran en la reserva desde los bosques circundantes y no es rara su observación. No fue nuestro caso pues ni eran horas apropiadas ni dedicamos tiempo a ello. Estos grandes mamíferos son muy sensibles a los ruidos y a las molestias y, a pesar de estar a menos de 4 km de una de las ciudades más turísticas de Rumanía, no son raros sus registros. Es uno de los rasgos que presenta la naturaleza en este país. Su proximidad. Por equiparar, es como si pudiera observase al oso pardo o al lobo en los pinares de la Fuente Cerrada de Teruel.

La "Reserva de los robles centenarios de Breite" surgió como un proyecto de custodia entre la prestigiosa entidad Mihai EminescuTrust y el Consejo Local de Sighişoara quienes lo gestionaron durante el período 2006-2010. En 2007 se redactó un plan de gestión que fue presentado y financiado por una subvención desde Noruega, Islandia y Liechtenstein a través del mecanismo de financiación EEA. Desde 2010 la custodia de la Reserva fue trasladada a Progresul Silvic, que administra los dos lugares Natura 2000 que incluyen la meseta Breite: SCI Sighisoara - Tarnava Mare y SPA Podisul Hartibaciului.

Las iniciativas han cubierto la gestión, la investigación y la educación ambiental. Una de las primeras medidas fue la de cerrar las zanjas de drenaje para recuperar el régimen hidrológico natural y permitir la recuperación del freático para favorecer el desarrollo de la vegetación, especialmente la de los viejos robles.

Pozo empleado por los ganaderos
Otra de las medidas ha sido fomentar la ganadería extensiva, el uso tradicional de este espacio natural con el objetivo de favorecer su diversidad biológica.

 

Así mismo, se actúa para reducir la expansión del carpe ...


que provoca la matorralización de la dehesa ...


y la desaparición de los prados.

Bretie cuenta con una completa web que informa sobre las características de este espacio protegido, sus valores naturales y la gestión puesta en práctica. Recomendamos su visita. Nos sorprendió la escasa de señalización de los accesos a los vehículos y la ausencia de un centro de interpretación, tan del gusto de los gestores españoles de este tipo de espacios. Posiblemente sea por la situación económica de Rumanía.

Sin embargo, es un espacio muy conocido entre los vecinos y hacia ellos se ha dirigido una potente campaña de educación ambiental. Por una lado, para recuperar la tradicional actividad de los Skopasfest, ahora con los robles centenarios, como elemento central del ecosistema, y su aprovechamiento educativo. Y, por otro lado, con una camapaña de concienciación dirigida a favorecer los usos sostenibles (ganadería, paseo, observación de la vida silvestre, etc.) ...

 

y a reducir la tala y la quema de árboles, el acceso de vehículo a motor, el respeto a las plantas y animales y el abandono de basura, problema muy extendido en Rumanía e incluso dentro de este espacio natural ...


Recomendamos a los naturalistas que viajen a Transilvania la visita a Breite, un pequeño robledal que, sin embargo, tiene una importancia internacional.


 Nosotros disfrutamos de una grata experiencia.