La carrasca o chaparra, también conocida como encina (Quercus ilex ssp. ballota), es un árbol de la familia de las Fagáceas, como los robles, el alcornoque, la coscoja, los castaños o las hayas. Se diferencia de las especies más próximas por tener las hojas perennes y endurecidas, con aspecto parecido al cuero, de color verde oscuro por el haz y con una borra blanquecina por el envés, lo que le permite reducir la transpiración. La corteza carece de corcho y su fruto, la bellota, presenta una cúpula formada por pequeñas y apretadas brácteas que recubren un tercio de la misma.
Está muy bien adaptada al clima mediterráneo, aquel en el que al menos durante un mes llueve menos milímetros que el doble de la temperatura media mensual (en ºC). Es decir, hay sequía estival, justo cuando las plantas se encuentran en plena actividad. Esto ocurre en las zonas con temperaturas medias comprendidas entre los 10 y los 18 ºC. En cuanto a los requerimientos hídricos, habita en terrenos con precipitaciones comprendidas entre los 400 mm. (por debajo padece sequía) y los 700 mm. (por encima tiene problemas de competencia con las especies caducifolias). Es indiferente a las características químicas del sustrato, pudiendo crecer tanto sobre materiales carbonatados (carrascales basófilos) como sobre los silíceos (carrascales silicícolas). Prospera sin problemas siempre que el suelo presente una moderada profundidad. Cuando el volumen útil del suelo es escaso, lo que ocurre tanto en relieves acusados como en zonas muy erosionadas, puede crecer aunque no llega a desarrollar árboles sino formas arbustivas.
Carrascales de monte Herrera, flanqueando el río Cámaras (Cuenca del aguas Vivas)
La carrasca es la especie arbórea más representativa en términos de superficie y de influencia en el paisaje de península Ibérica y en buena parte de Aragón, en cuyo escudo se plasma (Carrasca de Sobrarbe).
Imagen tomada de El Portal de la Rosa de los Vientos
Y también lo es en las comarcas del Jiloca y del Campo de Daroca. Está presente tanto en las sierras donde afloran rocas silíceas (mayormente cuarcitas y pizarras paleozoicas) de la rama occidental de la Ibérica (Sierras de Santa Cruz, Valdellosa y Menera) y la oriental (Sierras del Peco, Herrera y Oriche) …
Carrascal en el valle del Nogueta (o Santa María)
como donde lo hacen las rocas carbonatadas (Alto Piedra, Llanos de Monreal, Campo Romanos y sierras de Palomera y Lidón)…..
Carrascal en el monte de Caminreal
Predomina especialmente en las orientaciones en solana y en terrenos con suelos someros. En los montes con suelos más profundos, en las umbrías y en áreas de mayor precipitación pierde su predominio en favor del rebollo (Quercus faginea).
Si pudiéramos retroceder en el tiempo, observaríamos densos bosques de una veintena de metros de altura y con una cobertura casi continua, que estarían formados mayoritariamente por grandes carrascas.
Carrasca trasmocha en Mezquita de Loscos
Las talas para conseguir tierras de labor en los llanos y laderas suaves, para obtener combustible industrial (como las ferrerías, que se remontan a la época romana) o doméstico (leñas y carbón vegetal) han reducido los carrascales primigenios en superficie como en cuanto a su estructura y fisonomía, encontrándose hoy como matorrales altos y claros.
Carrascal de Torrijo del Campo y Bueña
Recorriendo este mes de noviembre los montes de Bádenas, Mezquita de Loscos y El Colladico hemos observado en las carrascas una gran producción de bellota, tanto en las escasas de porte arbóreo como en la mayoría de los pies que tienen la citada forma arbustiva.
En las ramillas del año de estas matas hay cientos de bellotas. En algunas carrascas, muchos cientos.
Aunque la mayor parte de ellas está aún por caer, bajo algunas carrascas el suelo comienza a llenarse de bellotas….
Esto es algo poco frecuente.
Por lo general, los carrascales arbustivos son bastante veceros. Es decir, producen fruto cada varios años (dos o tres) debido a su menor superficie foliar y al escaso desarrollo del suelo sobre el que crecen. Si además habitan en el piso supramediterráneo (como es el caso en nuestras comarcas) la vecería se acentúa ya que son frecuentes las heladas tardías que matan a la flor. Por eso, no es raro que en nuestra zona una carrasca solo produzca fruto uno de cada cuatro o cinco años. En ocasiones, las heladas no dañan a la flor y esta cuaja pero la escasez de precipitaciones en primavera (en verano la sequía es casi segura) impide que la producción de bellota sea abundante. Otra variable a añadir, es la influencia de Lymantria y Tortrix, lepidópteros cuyas larvas se alimentan de hojas y brotes.
¿Qué circunstancias se han dado este año en la sierra de Oriche para que la producción de bellota sea tan generosa?
Por un lado, en esta primavera prácticamente no se han producido heladas tardías (finales de abril y mayo) en este territorio. En la estación meteorológica del repetidor del monte Herrera (1.348 m.) la última helada importante (-4,6 ºC) se produjo con la primavera no muy avanzada (17 de abril), antes de que las carrascas florecieran.
Por otra parte, y aunque el invierno y el inicio de primavera no fueron pródigos en precipitaciones, durante el mes de junio se recogieron en dicha estación 52,2 L/m2 que favorecieron el desarrollo inicial del fruto durante el verano y, las lluvias de octubre (83,2 L/m2) permitieron completar.
La bellota es un fruto muy rico en almidón. Es una fuente de energía para multitud de vertebrados silvestres del bosque mediterráneo. Ratones, lirones caretos, jabalíes, palomas torcaces, arrendajos, cabras monteses …. disponen desde octubre (ya comenzó con la fructificación del rebollo, más precoz) hasta finales de diciembre de alimento para acumular en forma de tejido adiposo y sobre llevar con más éxito el largo invierno de estas sierras. Más adultos y más crías salen adelante. Los pequeños roedores pueden iniciar incluso una reproducción tardía.
Ratón de campo. Foto: Rodrigo Pérez
Estos máximos en las poblaciones de estos consumidores primarios modifica la estructura demográfica de las especies de carnívoros que, indirectamente, se ven favorecidos por la elevada producción de bellota. Mamíferos (paniquesa, gineta, huina o zorro) o aves rapaces, tanto nocturnas (búho chico, o lechuza) como diurnas (cernícalo o ratonero) regulan las poblaciones mientras aseguran las propias.
Paniquesa. Foto: Rodrigo Pérez
La clásica gráfica que relaciona las fluctuaciones de liebres y de linces en Canadá, según el número de pieles recibidas por la Compañía de la Bahía de Hudson elaborada por Mac Lulich y Odum ….
podría ayudar a comprender lo que posiblemente ocurra en las poblaciones de mamíferos frugívoros y carnívoros en los montes de la sierra de Oriche.
El año que viene, ¿cómo será la producción de bellota? Dependerá de las temperaturas y precipitaciones primaverales. Pero, aunque si estas fueran propicias, es esperable que las carrascas muestren un cierto agotamiento por el esfuerzo en este pródigo 2012.