La sierra de Arcos es la primera estribación montañosa de entidad que aparece entre la Depresión del Ebro y la cordillera Ibérica a la altura del Bajo Aragón. El río Martín se ha abierto paso entre estas montañas atravesándolas entre Ariño y Albalate del Arzobispo. Estos parajes estuvimos recorriendo y conociendo de la mano de amigos andorranos un fin de semana de finales de la primavera pasada.
Es un territorio con un balance hídrico muy negativo (-800 mm), por las notables temperaturas medias (14 ºC) y por las escasas precipitaciones (350 mm anual de promedio). Corresponde al piso de vegetación mesomediterráneo. La mayor parte de los afluentes son ramblas que tan solo presentan caudal tras episodios de lluvias torrenciales. Y algunas, ni llegan a desembocar en el propio río Martín, infiltrándose a lo largo de su recorrido entre materiales detríticos.
Una mañana de domingo, Rosa Tolosa, Pilar Sarto y Feli Ginés, tres animosas excursionistas nos llevaron a conocer el barranco de Valdoria. Se encuentra mayoritariamente dentro del término municipal de Albalate del Arzobispo, donde es muy apreciado como espacio natural, aunque en su cabecera se remonta en el de Andorra. Está comprendido entre la meseta de La Silleta y el Cabezo del Matapuerco (con perdón). Nosotros accedimos desde el Km 25 de la A-223, la carretera que une Andorra con Albalate, ya en la pequeña cuenca de La Ifesa (o Defesa). Estaba todo muy bien señalizado.
Pino carrasco (espontáneo), sabina negral, enebro de la miera, romero, tomillo, aliaga, lastón, bocha, espino negro, cornicabra, coronilla de fraile poblaban las laderas de los montes, sobre todo en los niveles margosos. Pequeños bancales de oliveras medio perdidas cerca del fondo del barranco. En los ribazos de los campos, algo ahogados por los herbazales de los campos yermos y sobre sustrato arcilloso pero en el fondo del barranco, encontramos una población de regaliz. No la encontraba desde que la vi con José Antonio en Lagata y Letux (Bajo Aguasvivas).
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Glycyrriza glabra. Fuente: Otto Wilhelm Thomé |
Dejamos el coche a la sombra de una olivera y comenzamos a remontar el barranco. Repoblaciones de pino carrasco y ciprés de Arizona con árboles desarrollados, así como de chopos canadienses en el cauce del barranco. Posiblemente fruto de las campañas reforestadoras de los pasados '60 pasados. Conforme se va cerrando el valle, es más común el latonero, el zarzal, el junco churrero y el lentisco.
Pronto accedimos al pie de los cantiles y observamos la roca que forma estos peñascos. Se trataba de conglomerados, pudingas de clastos calizos y cemento carbonatado en realidad.
En la sierra de Arcos son muy extensos los afloramientos de calizas y otros materiales carbonatados (dolomías, margas) que se depositaron en ambientes de plataforma continental a lo largo del Jurásico, aunque también algo antes (en el Triásico) y después (Cretácico). Con la retirada del mar producida en las primeras fases del Terciario y, sobre todo, conforme se fue levantando la cordillera Ibérica, se activó la erosión de estas calizas y la formación de potentes bancos de gravas que darían lugar la formación de conglomerados.
Son los materiales que predominan en los cantiles de Valdoria.
En ellos pudimos observar diversas especies de aves propioas de estos medios, como el avión común, el roquero solitario, el cernícalo vulgar (esparberete, en la zona), la chova piquirroja, la chillandra, el buitre común y el activo vencejo real (o falcete) ...
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Vencejo real (Apus melba). Fuente: SIOC |
Y en estas fuimos llegando a un viejo edificio relacionado con el aprovechamiento del agua de este barranco. Albalate del Arzobispo tuvo una próspera etapa a principios del siglo XX asociada a la electrificación y a la actividad comercial, lo que provocó un crecimiento demográfico. El abastecimiento de aguas no podía asegurarse cuando el río Martín entraba en estiaje, por lo que se hizo una traída de aguas desde Valdoria (1913), donde se construyó una presa para almacenar el agua. Ha estado vigente hasta 1962.
Las filtraciones de agua, la verticalidad de las paredes y su orientación en umbría crean condiciones favorables para las plantas rupícolas umbrófilas como son diversas especies de helechos (doradilla, polipodio o culantrillo de pozo) ...
los zapaticos de la Virgen ...
y, sobre todo, las higueras silvestres que nos acompañaron mientras nos movimos cerca de los peñascos.
No retrepamos para ver la presa sino que seguimos un sendero que nos acercó al pie de los cantiles de la parte sur, los menos soleados, a través del pinar que formaba un dosel cerrado sobre nuestras cabezas.
Nos contaron nuestras amigas que, hasta hace unos años, este sector del barranco era prácticamente inaccesible por el gran desarrollo de los zarzales y otros arbustos. El Ayuntamiento de Albalate, al preparar el sendero, lo eliminó en su mayor parte. Aún se ven indicios de las cortas y, al mismo, tiempo, el rebrote de los arbustos.
Almorzamos y seguimos el sendero hasta una concavidad que formaba el peñasco ...
En su momento debió de haber alguna surgencia entre la roca pues bajo ella podía verse un travertino calcáreo a modo de columna que descendía de la pared de conglomerados ...
Y nos dirigimos hacia un paso que dejaba el peñasco ...
Al girarnos hacia atrás podíamos ver la belleza del paraje. El contraste de la vegetación heliófila de la parte alta y la umbrófila, al pie de la roca.
por donde pasamos con estrecheces ...
A la salida del primer pasillo nos sorprendió la singularidad del modelado del relieve, fruto del desprendimiento de bloques y de la erosión ...
capaz de modelar pináculos de formas sugerentes y hermosas ...
Entre unos pinos y unos arbustos encontramos una lechetrezna mayor (Euphorbia characias) poblada de larvas de la mariposa esfinge de las lechetreznas (Hyles euphorbiae) ...
Volvimos a entrar por otro pasadizo abierto entre los bloques rocosos, esta vez más ancho pero igualmente sombrío ...
encontrando depósito de guano acumulado por la colonia de chovas piquirrojas que deben crían, o al menos descansar, en sus grietas ...
Una vez dentro nos sorprendió observar que los conglomerados descansaban sobre estratos de arcillas, protegiéndolas de la erosión ...
Fue salir de estos pasadizos y asomarnos definitivamente al paisaje la Ifesa de Albalate y del Bajo Martín ...
descendiendo por laderas de areniscas y arcillas pobladas de pinar y matorral termófilo hasta el punto de inicio.
Un paraje de gran belleza.