En una parada, Chabier explica lo
de “Un paisaje ganadero” que es el lema de la fiesta de este año, tal como consta en el cartel.
Nos lleva al final de la Edad Media, cuando el territorio se especializa en criar ovejas para producir
lana. La necesidad de pasto provocó que los carrascales y los rebollares que cubrían estos montes fueran desapareciendo. Para satisfacer las necesidades de madera se plantaron chopos en enclaves húmedos y con la
intervención humana se hicieron cabeceros. Así se conseguían vigas para la
construcción de edificios y leña para los hogares (aquí se puede tener la estufa encendida nueve meses al año) y pequeños hornos industriales y, a la par, el aprovechamiento ganadero en los mejores pastos, los más próximos a los arroyos.
Se proponía una nueva mirada para estas arboledas:
“Un dos en uno: el tronco y la cabeza muy viejos
y el follaje joven y vigoroso. (uy, uy, uy…).
Una especie de arca de Noé, con 215 especies
distintas de escarabajos que viven de la madera muerta.
Árboles que forman parte de un singular agroecosistema.
Son un aprovechamiento agrosilvoganadero, una forma de optimizar los recursos endógenos en tierras altas, frías y peladas.
Ahora ya no son rentables en términos económicos pero en la sociedad del conocimiento se descubren nuevos valores, como los culturales y ambientales.
La sabiduría popular tiene relevo y
nuestros viejos árboles permiten tener un futuro un poco menos incierto, que
nos permite disfrutarlos”.
Volvemos hacia el pueblo ....
... y nos acercamos en la
ermita de La Palma, restaurada hace unos años.
Nos sorprendemos del acierto de la intervención y nos felicitamos con su nuevo uso cultural.
En su interior se presentan para la ocasión varias exposiciones. Una de herramientas y útiles antiguos empleados para la escamonda y para trabajar la
madera (de carpinteros del pueblo).
En paralelo se proyecta un audiovisual con iniciativas
de la asociación cultural relacionadas con los chopos cabeceros (plantaciones, podas ...) que han realizado en Pancrudo en años pasados (Puente Belén, Los Mases, Barranco de la Loba, el Prao,
Río Bajo y Las Dehesas).
Otras exposiciones ofrecen la colección de ejemplares de la revista Pancrudo, que ya va por los 26 números ....
... y los carteles de las jornadas culturales celebrados por esta asociación. Otra exposición
mostraba fotografías antiguas locales, algunas de carácter etnológico y otras
sobre la Guerra Civil.
Se completa con una exposición monográfica de paneles
sobre los chopos cabeceros titulada "Un paisaje para el desarrollo
rural" que presenta ADRI Jiloca-Gallocanta.
En el antiguo horno nos recibe
Darío Escriche, un joven artista de Fuentes Calientes ....
... con su exposición “Raíces culturales”.
De
la cultura del trasmocheo elige el leñero ...
... y allí explica el proceso trabajado el pasado verano con los peques y los abuelos de Pancrudo, Portalrubio, Cervera del Rincón y Cuevas de Portalrubio en una actividad intergeneracional que recoge la memoria
oral.
Completa con una instalación jugando con la idea de alimentar el fuego
para hacer un pueblo vivo… “si solo talamos y no escamondamos, perdemos la
vida”.
Nos vamos al Río Bajo, donde
Herminio Santafé, un fijo de la fiesta llegado desde Gúdar ...
escamondó un par de robustos chopos cabeceros de gruesas vigas y con el turno más que perdido ...
A puro de verlo, ya casi nos atreveríamos a subir a
danzar entre maderos. Y para seguir con el arte, el ilustrador y artista local David
Sancho ....
... realizó una intervención artística sobre un chopo cabecero muerto.
En la ermita de la Virgen del
Pilar, Sofía Martínez Hurtado, la restauradora, nos explica la historia del
templo, su carácter privado en origen y su fecha de construcción (1750).
Fue rehabilitado en plena pandemia, cuando el tejado
estaba ya cayéndose.
El equipo de restauradores encontró la ermita llena de paja y leña. Las paredes estaban negras, ahumadas, ya
que tanto nómadas gitanos como soldados republicanos durante la Guerra Civil, se refugiaron e hicieron hogueras en su interior. En las paredes algunos soldados dejaron numerosos dibujos e inscripciones.
El equipo
restaurador ayudó a conservar estas inscripciones al ser una página de historia, “el patrimonio de
las emociones” como Sofía define a la ermita y que nosotras hacemos extensivo a la
fiesta. “Borraron la ermita” ya que la limpieza del humo que cubría las paredes
se realizó con gomas de borrar y agua destilada. Aplicaron vinagre para limpiar la decoración en
yeso y además decidieron no completar lo destruido porque "el ojo ya ve y lee de forma
coherente lo que quiere mostrar la ermita".
En la visita, Pepe nos explicó cómo la línea del frente iba desde el Pirineo a Teruel. En Pancrudo se mantuvo estable durante un año y medio. El pueblo fue evacuado viviendo en él las tropas republicanas. Los soldados cosecharon los cultivos de cereal recogiendo la mies en la ermita de La Palma. Los sublevados bombardean y toman el pueblo. Setecientos muertos fue el resultado de una batalla más de una guerra sin sentido, como todas. Queda la duda de quién incendió la cosecha recogida en la ermita y provocó el hundimiento del techo.
Los juegos tradicionales y los puestos de venta de artesanos y productores de alimentos de la contornada ....
....precedieron a la comida popular que tuvo lugar en el pabellón y que reunió a 300 personas.
La sobremesa comenzó con la entrega
de los premios del IX Concurso de Fotografía sobre el Chopo Cabecero y la
entrega del título de Amigo del Chopo Cabecero 2024 al Colectivo Sollavientos por su
labor de protección del patrimonio natural y cultural de las tierras altas de
Teruel y, en particular, por su contribución a la declaración en 2018 del
Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra.
Reproducimos parte de la
presentación:
Un colectivo que nació como agrupación espontánea, libre y
desinteresada, de personas preocupadas por la protección del patrimonio natural
y cultural, así como por el desarrollo racional y sostenible del “Teruel
interior”. Un colectivo de debate y opinión que sigue y sigue, contra viento y
marea, molinos y especuladores, mentiras y engaños, trabajando de forma
colectiva, representándonos un poco a todos los que queremos este Teruel
nuestro.
Decían y dicen: Nuestra inquietud por el presente de estos pueblos no
nos conduce al pesimismo. Estamos convencidos de que el futuro abrirá nuevas
vías de desarrollo, pero creemos que sólo resultarán realmente eficaces
aquéllas que sean compatibles con el uso sostenible de los recursos y la
conservación el patrimonio. El paisaje, la flora y la fauna, los conjuntos
urbanos y las masías, las tradiciones… todo ello conforma un activo que no
puede ser sacrificado en aras de un desarrollo incierto basado en faraónicos y
agresivos proyectos industriales, mineros o turísticos. Con frecuencia, la
rentabilidad económica de éstos se fundamenta en las subvenciones externas, y
su rentabilidad social en términos de puestos de trabajo queda por debajo de
las expectativas creadas. Debemos apostar por el futuro, y ante todo por el de
la gente que vive en nuestros pueblos, pero sin renunciar a seguir siendo
nosotros mismos, sin dejar que ese futuro nos devore.
Es ese desarrollo armónico y sostenible que todos y todas queremos. Los
miembros de Sollavientos declaran su voluntad de trabajar para que nuestro
patrimonio natural y cultural se conserve, respete, proteja, investigue y
difunda a fin de que siga sustentando la identidad del territorio y de sus
habitantes, y a la vez sirva como recurso para ese desarrollo. El colectivo
ayuda a elaborar propuestas de futuro constructivas y realistas.
Sollavientos ha contribuido a generar este sentimiento de pertenencia y
arraigo que conforma nuestra manera de ser y sentir, nuestra cultura, que hace
que queramos conocer nuestros viejos árboles, montar una fiesta como ésta,
estar en contra de los molinos y lo que suponen de agresión y decir, renovables
sí pero no así. No queremos dependencia económica de los territorios de
sacrificio a mayor gloria de los de siempre, ni un beneficio económico que no
capitaliza el Estado, sino empresas privadas.
Siempre hay momentos en la historia de los pueblos en que se emprenden
proyectos comunes, ilusionantes y generadores de esperanza, Sollavientos,
nuestra fiesta, el trabajo de mucha gente a título individual y en grupo, son
una muestra. Soñar el futuro de forma colectiva siempre ha sido una seña de
identidad de la fiesta del chopo cabecero, como el paisaje y el patrimonio
natural y cultural, es otra seña de identidad que nos enlaza.
Decía Eloy Fernández Clemente, “Es muy difícil luchar por lo que no se
ama y, antes, amar lo que no se conoce bien”.
Lo malo cuando recibes un premio como este, es que no puedes parar,
tenéis que seguir así de implicados, ramas nuevas de troncos viejos, así de
geniales, así de ilusionados, así de constantes, así de guerreros, así de
esperanzados… no se puede reblar!
Tras la entrega de la escultura
de José Azul, Chabier de Jaime e Ivo-Aragón Ínigo presentaron el libro “Entre árboles centenarios. Guía para
comprender el Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra” en cuya
elaboración han colaborado junto a más investigadores.
Se anunció que la próxima Fiesta
del Chopo Cabecero tendrá lugar en Estercuel en 2025. Julián Sancho, el alcalde de
Pancrudo, agradeció a quienes habían hecho
posible la fiesta e invitó a todos a volver a su pueblo.
Después pudimos disfrutar de “A
Escamondar”, un audiovisual montado por la gente joven de Fuentes Calientes y
una pareja de ellos nos animó a participar en la próxima edición de este
festival.
Bucardo Folklore Aragonés interpretó nuestro himno “SOMOS”, de José
Antonio Labordeta ....
... y su repertorio habitual animando a bailar a buena parte de los
comensales.
La novedad musical de este año fue la participación del grupo Mayalde.
... los
salmantinos nos tocaron la fibra y nos pusieron a pensar y a bailar a la
vez, siguiendo sus músicas y sus mensajes, hasta terminar “cogidos de una
jodida cuerda, presos por la libertad”.
La barra –que se portó
estupendamente- nos dio de cenar y el DJ Paco Nogué fue el colofón de la
fiesta.
La XIV Fiesta del Chopo Cabecero estuvo
organizada por el Ayuntamiento de Pancrudo, la Asociación Cultural "El
Calabozo" y el Centro de Estudios del Jiloca, quien en declaraciones a la
prensa manifestó:
“Parece que fue ayer cuando decidimos hacer una fiesta para
dar a conocer la riqueza paisajística y cultural que suponen nuestros chopos
cabeceros, unos árboles añosos y monumentales cuidados por la vecindad de los
pueblos en los valles de la cordillera Ibérica. Y ya son catorce años que nos
han permitido disfrutar de ríos, pueblos y personas que los han valorado y a
quienes les hemos agradecido su esfuerzo. Ver la riqueza natural con los ojos
de quienes nos visitan, adquiere una importancia especial y es un
reconocimiento del esfuerzo por mantener viva la cultura rural, tan necesaria
(…) Valoramos nuestro patrimonio artístico, palacios, iglesias, castillos, etc,
nos identificamos con su historia y lo consideramos como un recurso turístico
de importancia en la economía local. Deberíamos considerar a nuestros árboles
veteranos y robustos, como son muchos de los chopos cabeceros, auténticos
monumentos, resultado del quehacer de la Naturaleza y del saber de las
personas. Son un tesoro etnológico y un valor cultural único en Europa”.
Texto: Pilar Sarto (Torre los Negros)
Fotos: Rosa Pérez, Alberto Novellón, José Andrés Sánchez, José Mª Carreras, Mari Fuertes, Chusé Lois Paricio, Mercedes Rubio, Chabier de Jaime y Raúl Tena.