Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

jueves, 5 de septiembre de 2013

DE NUEVO EL CAMINO DE LOS CORPORALES DE DAROCA (2013)

Nos lo había propuesto ya antes de comenzar las vacaciones. Así es, Emilio Benedicto Gimeno que desde hace tiempo acostumbra a caminar por los itinerarios más interesantes de la comarca del Jiloca, nos lanzó el reto de volver a recorrer lo que llamamos el Camino de los Corporales de Daroca. Así, uno de nuestros primeros días de vacaciones de agosto en Calamocha tratamos del recorrido, y nos promete un nuevo itinerario desde Báguena a la ciudad de los Corporales siguiendo el curso del río Jiloca. Recordemos que en los anteriores intentos hechos en los dos años precedentes, hasta esta villa vamos perfectamente siguiendo el río, pero a partir de allí, con el afán de no perdernos seguimos las señalizaciones de los caminos del Cid y de la Veracruz, que nos llevan por la margen izquierda muy lejos de la frescura típica del cauce fluvial.

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Así el 7 de agosto quedamos en la puerta de la iglesia de Calamocha a las 7 en punto de la mañana. Me insiste Emilio en la puntualidad con una indirecta: “Las siete de la mañana no son las siete y cinco minutos de la mañana”. Recojo el guante y me callo. Siguiendo sus recomendaciones voy con pantalón corto, bastón, gorra y camiseta de algodón. Como vivo allí al lado, espabilo y lo espero unos minutos antes de la hora. A las siete y dos minutos llega él con su mochila y su palo de caminar, y nos ponemos en marcha.

La mañana es fresca cuando enfilamos el camino del Salobral. Primer fallo grave, los mosquitos se ensañan en mis piernas y brazos olvidando por completo los de Emilio. Debo tener la sangre más dulce que él. Nos llama la atención que hay grandes charcos en el camino consecuencia de riegos mal controlados en las fincas de las inmediaciones, encontramos a esas horas varias personas cogiendo caracoles o que van a regar.

Chema 1

Fuera de los picotazos, la mañana es magnífica y a buen paso llegamos sucesivamente al Salobral, Virgen del Rosario y Luco. Allí nos acordamos con terror que David Navarro había mostrado interés en acompañarnos en la excursión y no le avisamos. Otra vez será. Hablamos de todo un poco, de sus excursiones, otras rutas que conoce, del Centro de Estudios del Jiloca, de la crisis tan profunda que padece la comarca, etc.

Poco antes de llegar a Burbáguena reconozco el campo de ciruejos y comemos un par de ellos, pero están todavía un poco verdes. Nos cruzamos con otros paseantes madrugadores, algún ciclista y con una corraliza que guarda colmenas y aperos apícolas. Una pena el estado de la fuente del Molino, toda llena de algas que impiden beber agua. Otra pena, que en algunos tramos, pocos, el camino está labrado y hay que andar sobre surcos cultivados. No vale la pena sacar unos pocos kilos más de cereal a costa de cerrar un camino.

Emiliio 1

Seguimos por la orilla del río hasta Báguena donde tenemos previsto almorzar en el bar que hay frente al ayuntamiento. “¿Qué tomamos?”, le pregunto. Como Emilio ha leído las crónicas de los otros dos viajes, no lo duda: “¡Huevos fritos, tendrá que ser!” Se acerca a la barra a pedirlos y pide un par de huevos fritos para cada uno, con guarnición de chorizo para mí y de jamón para él. El cocinero no lo tiene claro y nos pone al final los huevos fritos con tres tronchos de chorizo y un par de magras por barba. Los dos iguales. A pesar de regarlo con buen vino de Daroca, yo no puedo con todo y me dejo parte del chorizo. Dos cafés y de nuevo en ruta. El precio del almuerzo sigue siendo muy barato.

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Como Emilio es muy previsor y conoce mis dudas en el camino a partir de allí, previamente se ha asesorado y me guía siguiendo la calle Mayor hasta el final del pueblo. Cogemos luego un camino que sigue junto al río en su margen derecha, y proseguimos a la sombra de nogueras, chopos y otros árboles. El camino es infinitamente más agradable que el que había llevado en las otras dos ocasiones anteriores. Y es también algo más corto. Pasamos por San Martín cerca del Museo del Vino, bebemos y rellenamos las botellas en una fuente junto al camino. Llegamos enseguida a Villanueva. Como siempre, la presencia a lo lejos de las torres de Daroca nos invita a pensar que estamos cerca ya de nuestra meta, pero esta vez no nos dejamos engañar por el efecto, sabemos que todavía falta un buen trecho y ahora el calor aprieta ya de firme. Son las horas del mediodía y damos buenos tientos a las botellas de agua. Me cuenta Emilio que los árboles tan bonitos que hay en una de las masadas junto a Daroc,a proceden del antiguo vivero de plantas que allí había.

Emilio 2

Por fin llegamos a la fuente de los Veinte caños de Daroca, junto a la Puerta baja y junto a la casa de mi tío Quintín Marrodán, donde tan buenos ratos pasé de niño. Le cuento que antes la fuente estaba en uno de los lados de la rambla que por allí pasa, y que ahora es un precioso jardín. Allí mismo nos encuentra Fran Martín, buen amigo del Centro de Estudios del Jiloca que ha venido a buscarnos. Son las dos de la tarde, el recorrido nos ha costado siete horas incluido el almuerzo y alguna breve parada. Calculamos haber hecho sobre 28 kilómetros. No nos hemos matado, sobre todo teniendo en cuenta que el camino es siempre en suave descenso, sin apenas altibajos. De todas formas, estamos ya un poco cansados. El camino señalizado del Cid y de la Veracruz que va de Báguena a Daroca por la margen izquierda del Jiloca, tiene algunos kilómetros más.

Subimos andando hasta la colegial de los Corporales, final de nuestro trayecto, y descansamos un rato tomando unas cervezas en una terraza antes de retornar en coche a Calamocha. Picaduras aparte, la excursión ha sido magnífica, y allí mismo planeamos la siguiente para la próxima semana. Dos cosas, en nuestra opinión, son fundamentales en estos paseos. Una, la principal, la compañía. Dos, la identificación del caminante con los paisajes y caminos que recorre. Ambas premisas están garantizadas caminando por estas tierras del Jiloca, Pancrudo y Huerva con una persona de la calidad humana e intelectual de Emilio.

José María de Jaime Lorén

1 comentario:

Fer dijo...

http://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza_provincia/2014/02/25/daroca_quiere_convertir_camino_del_milagro_los_corporales_una_ruta_turistico_religiosa_272874_1101025.html