Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 8 de enero de 2014

PAISAJES DEL ALTO TREBBIA (APENINOS LIGURES)

Los montes Apeninos conforman una cordillera que recorre buena parte de la península Itálica. Desde el Golfo de Génova, por donde conecta con los Alpes Ligures (o Marítimos) hasta el península de Calabria, frente a la isla de Sicilia, esta cordillera tiene un recorrido de 1.400 kilómetros y otorga un carácter montañoso a buena parte de Italia.

Los Apeninos Ligures constituyen el sector más septentrional de la cordillera de los Apeninos. Se levantan entre el mar de Liguria y la llanura del río Po, formando un arco de unos 140 km. de longitud que atraviesa las regiones de Piamonte, Lombardía, Liguria, Emilia-Romaña y Toscana. Su cima es el Monte Maggiorasca (1.804 m.).

Esta cordillera tiene una marcadísima falta de simetría pues la divisoria de aguas no es equidistante, sino que se encuentra muy próxima a la línea de costa y bastante alejada de la llanura padana.

En su vertiente meridional, hacia el mar de Liguria, las pendientes son muy abruptas resolviéndose desniveles superiores a los mil doscientos metros en poco más de quince kilómetros en distancia. Este aspecto lo habrán podido percibir aquellos viajeros que han recorrido la autopista, un continuo de túneles y viaductos, que recorre la costa ligur desde Ventimiglia en dirección Roma a través de numerosísimos torrentes de corto recorrido y notables pendientes.

Sin embargo, en la vertiente septentrional se produce una progresiva gradación de las sierras que, aun manteniendo relieves importantes, alcanza la llanura padana a través de diversos valles abiertos por los ríos Bormida, Orba, Staffora, Trebbia, Aveto y Taro.

Río Orba. Foto: Parco fluviale del Po

La parte más occidental de los Apeninos Ligures, la que continúa con los Alpes Marítimos o Ligures es un territorio abrupto aunque con altitudes inferiores a los 900 m.

Algo más al este, a la altura de Savona, comienza un macizo ofiolítico, rocas de origen magmático y química ultrabásica procedentes de la corteza oceánica que aflora tras el choque de placas producido durante la orogenia alpina; la mayor dureza de estos materiales tiene su reflejo en el relieve que, en este sector tiene amplias zonas con altitudes superiores a los mil metros (Monte Beigua, 1.286 m.). Aquí es donde la divisoria de aguas de la cordillera alcanza la mínima distancia del mar de Liguria (tan solo 6 km. en línea recta de la costa en Arenzano).

Parque Natural de Beigua: Foto: Galería Fotográfica de Italia

Tras un corto declive hacia el paso de Turchino, vuelve a aflorar otro macizo de ofiolitas con cimas que de nuevo superan los mil metros (Monte Tacconi, 1.113 m.; M. delle Figne 1.172 m.) que geológicamente forma una unidad con el anterior.

En el siguiente sector, más hacia el este, la divisoria de aguas se aleja algo más de la costa, mientras que comienza a tomar cuerpo un conjunto de sierras conectadas entre sí en la que son comunes montañas que superan los mil quinientos metros de altitud (Monte Lessima, 1.724 m.; M. Ebro, 1.700 m.) y que se internan hacia las provincias de Alessandria, Pavía y Piacenza, fuera ya de la región de Liguria.

Provincia di Alessandria, Barra della pagina

Sin embargo, los Apeninos Ligures alcanzan su mayores relieves en un cordón montañoso que surge en los montes próximos al santuario de Borzonasca (a unos 12 km. del mar) y se interna en dirección norte entre las provincias de Piacenza y Parma (región de Emilia Romaña) hasta alcanzar el valle del Po cerca de Castell’Arquato. Destacan cimas como el Penna (1.735 m.), el citado Maggiorasca (1.804 m.), el Nero (1.752 m.) y el Ragola (1.711 m.).

Monte Maggiorasca - Appennino Ligure

En la zona oriental del golfo de Génova, los Apeninos ligures doblan hacia el sudeste y aún mantienen relieves notables como el monte Gottero (1.639 m.) que hacen de límite entre las provincias de La Spezia, Parma y Massa. Es también la divisoria del río Vara, que vierte hacia el próximo mar, y el Taro que termina en el Po cerca de cerca de la ciudad de Parma.

Poco más hacia el sudeste, tras el Paso della Cisa, los Apeninos Ligures dan paso a los Apeninos toscoemilianos que se internan entre las regiones de Emilia-Romaña y la Toscana.

El pasado agosto, tras realizar un periplo por las afamadas ciudades históricas del norte de Italia y, tras comprobar la dificultad de acceder al centro de Milán a través de un mar de barrios periféricos, en una hora punta y bajo una intensísima lluvia, decidimos iniciar el retorno hacia Calamocha vía Génova a través de los Apeninos ligures. Sin un plan establecido previamente.

Tras abandonar la llanura padana en Pavía comenzó a refulgir el sol y a cambiarnos el ánimo. Hicimos acopio de alimentos en Voghera y comenzamos a remontar el valle del río Staffora, dejando a un lado la ciudad termal de Salice Terme (las “termas del sauce”) y la abadía de Sant’Alberto di Butrio.

Valle del río Staffora. Foto: Salicedoro

La carretera atravesaba un territorio de montes muy boscosos con zonas cultivadas en las zonas bajas y donde el valle se abría formando un conjunto de pequeños prados y tierras de labor entre un continuo de tallares de bosque caducifolio en fase de recuperación y sin mucha apariencia de explotación reciente.

La estrecha carretera acometía una fuerte pendiente mediante innumerables y cerradas curvas. Pocos coches y algún atrevido ciclista. Las tierras de labor desaparecieron para dar paso al definitivamente al bosque. De nuevo amplísimas extensiones de tallares de roble, arce, fresno, castaño y otros árboles caducifolios tapizaban completamente las vertientes de los montes conectando con olmos, chopos y sauces en los fondos de valle. Comenzamos a encontrar plantaciones de pino albar en la zona de Monte Penice.

strada per la vetta del  Monte Penice

Carretera en el entorno del Monte Penice. Foto: V. Maruffi

Alcanzamos el puerto de Penice (1.149 m.) tras un largo ascenso. En la otra vertiente se extendía el valle del Trebbia. I

Este río nace en los Apeninos Ligures y se dirige hacia el norte para desembocar en el caudaloso río Po: el señor de la próspera llanura padana.

 

Iniciamos el descenso hasta alcanzar la histórica ciudad de Bobbio,  que, por falta de tiempo y conocimiento no pudimos visitar perdiéndonos su valioso patrimonio monumental, como el monasterio de San Colombano o el imponente Ponte Vecchio …

Comenzamos a remontar el valle del Trebbia por la estrecha carretera que seguía en paralelo el cauce del río.

Era un valle agreste, muy sinuoso. Múltiples meandros encajados entre montañas.

Paisaje en el valle del Trebbia

Algunos tramos -que no vimos- son muy conocidos en Italia por su belleza paisajística, como el del elefante …

Meandro del Trebbia en Cerignale. Foto: Wikipedia

Montañas boscosas de inclinadas vertientes.

Un río de aguas cristalinas y con una enorme capacidad de arrastre, a juzgar por la anchura de la llanura de inundación y por los depósitos de gravas acumulados en su lecho … Un río vivo, sin regulación importante en su cabecera. Uno de los tesoros fluviales de Italia.

Un ambiente que apunta hacia un clima con precipitaciones abundantes por el efecto de los Apeninos, barrera orográfica que fuerza a enfriarse a las masas de aire húmedo que ascienden desde el inmediato Mediterráneo, y con unas temperaturas moderadas o bajas, conforme se asciende en altitud. Se muestra el climograma de Montebruno, en la cabecera del valle.

Climograma, Montebruno

Remontando el curso del Trebbia también encontramos paisajes agrícolas. Prados, cultivos de forrajeras, viñedos, pequeños huertos de frutales entre los que se reparte un conjunto de granjas y de casas de campo, hoy muchas segundas residencias.

Y allí estaban los trasmochos.

Había robles de redondas copas….

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Moreras.

Algunas alineadas haciendo de seto entre dos prados ….

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Otras, solitarias sobre el talud, a merced del viento …

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Unas y otras, escamondadas. Cuidadas por los paisanos. Tal vez se conserve su uso como forraje.

Eran muy comunes también los sauces trasmochos. En los linderos de los campos …

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en los viñedos con función de poste para las espalderas …

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o en el entorno de las granjas …

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E incluso chopos, álamos negros trasmochos, creciendo junto a los regatos que descendían entre los campos ….

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Álamos trasmochos con el tronco alto, con la cabeza menos gruesa …

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con ramas más finas y algo más torcidas …

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Con una fisonomía diferente a los chopos cabeceros de Aragón.

Les preguntamos a las granjeros por el empleo que tenía la madera de los sauces y chopos trasmochos. Nos dijeron que aprovechaban como leña para el invierno, para las habituales jornadas en las que esas montañas se cubrían de grandes paquetes de nieve. Las dificultades con el idioma no nos permitieron saber más sobre estos árboles.

No fue una búsqueda premeditada. No sabíamos que estaban. Fue un encuentro en una incursión por una zona montañosa cualquiera tras salirnos de las grandes vías de comunicación.

De nuevo, árboles trasmochos, un elemento característico de los paisajes tradicionales europeos. Esta vez, en los Apeninos Ligures.

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Y seguimos remontando el final del valle entre parajes atravesando los bosques y prados de las oscuras montañas de Montebruno….

Paisaje de Montebruno. Foto: Altavaltrebbia

para llegar al Passo de Scoffera, paso natural hacia el Mediterráneo y hacia la ciudad de Génova.

Por aquello de avanzar en el retorno, pues el día siguiente era el de un viaje de muchos kilómetros, continuamos por la autopista litoral hasta Albenga, por donde salimos a buscar un alojamiento, lo que conseguimos en Villanova d’Albenga. Pequeña ciudad amurallada medieval …

Otra sorpresa más fuera de ruta en esta Italia en la que la historia y el arte afloran por cada rincón. Tras la consabida pizza de despedida callejeamos por este pequeño y cuidado burgo que nos dejó un grato sabor de boca.

Al recogernos en el alojamiento encontramos una botella de agua mineral que nos había dejado su dueña. Era de la marca “Alta valle del Trebbia”. En la etiqueta aparecía una cita: La valle più bella del mondo. E. Hemingway.

Cuando el famoso escritor norteamericano recorrió como corresponsal de guerra en 1945 anotó en su diario:

"Hoy pasé por el valle más hermoso en el mundo."

Las voladuras de los puentes por los partisanos obligaron a desviar el recorrido a la columna motorizada en la que viajaba Hemingway ofreciéndole la oportunidad para conocer el valle del Trebbia que tanto le fascinó.

Como a nosotros.

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