Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

jueves, 31 de marzo de 2011

UN PAISAJE AGROFORESTAL ÚNICO

El chopo cabecero es el resultado del cultivo y aprovechamiento de un árbol autóctono (el álamo negro) practicados por generaciones de campesinos en los altos valles del sur de la cordillera Ibérica.

Es el producto de la intervención del hombre en el bosque de ribera orientada a la producción de bienes y servicios. Vigas para levantar viviendas, parideras o graneros. Ramera para alimentar hogares y hornos. Forraje y pasto para los rebaños. Protección de las márgenes de los campos de la erosión fluvial... El chopo cabecero era un aprovechamiento forestal dentro de un espacio de uso agrícola y ganadero.

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Y, sobre su manejo, fue conformándose toda una cultura. Decidir los lugares de plantación para sujetar el cajero y reducir el sombreado. Seleccionar las ramillas de los chopos. Enzarzar la planta para evitar el diente de la cabra. Despuntar el arbolillo arraigado para orientarlo a cabecero. Esperar años y cosechar vigas. En luna menguante de invierno el leñador subía a la cabeza del chopo. Dirigiendo la caída, previendo los cambios de viento, astralica en mano, iba apeando una a una todas las vigas con golpes certeros y con agilidad para evitar caídas. Era un trabajo difícil y arriesgado del que se sentían orgullosos sus protagonistas.

I Fiesta del chopo c 037

Y era también un saber aprovechar los recursos. Preparar las vigas y asentarlas en las construcciones. Recoger y acarrear las leñas. Aprovechar los pastos. Para la sanmiguelada los pastores trepaban a lo alto de las ramas y, con una podadera, cortaban todas las ramillas. Y así cada dos años. Los niños, su público, tenían en ellos a sus héroes sabedores del esfuerzo y peligro.

Un saber hacer que es un patrimonio inmaterial y que ha dejado huella en el campo. Líneas de cientos y cientos de chopos cabeceros surcan vegas, páramos y cañones. Largas vigas que descansan sobre enormes cabezas y que se alzan hacia el cielo. Gruesos troncos plenos de huecos y grietas. Estos árboles son esculturas vivas y los agricultores sus artistas. Realmente una ribera como la de Allepuz o la de Vivel del Río, por citar alguna, es un extenso parque escultórico.

Muchos de los valles de la cordillera Ibérica ofrecen paisajes únicos en los que los viejos chopos cabeceros conforman la estructura de su arquitectura vegetal. Un paisaje tan singular como es la dehesa extremeña, los prados de siega tiroleses o los olivares cretenses. Un paisaje cultural que es el trabajo de una comunidad humana.

Pegatina cabecero

En Navarra y el País Vasco hay miles de hayas y robles trasmochos procedentes de su antigua explotación para carbón vegetal. La sociedad ha entendido que este patrimonio forma parte de la cultura y moviliza sus esfuerzos para su estudio, conservación y difusión. En el sur de Aragón, especialmente en el Teruel interior, reunimos las mejores masas de álamo negro trasmocho de Europa. Un patrimonio que hasta ahora no ha sido reconocido como tal. Posiblemente, por tenerlo demasiado cerca o por no encontrar referencia igual en otro territorio cercano. Quién sabe.

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La sociedad turolense está comenzando a tener conciencia. Los gestores culturales y ambientales deben comprender la extraordinaria originalidad de este paisaje, del saber popular que reúne y de las posibilidades de promoción de un territorio que se hace único con estos monumentos vivos.

2 comentarios:

Javier dijo...

Hola a todos en el blog. Muy buen artículo sobre uno de nuestros grandes olvidados... y es que ya es dificil, muy dificil de encontrar, el nigra autóctono. En mi zona, el oeste de la provincia de León, aparece en contadísimos arroyos, casi siempre en su cabecera cuándo esta está asociada a algun pueblo en las cercanías. Hay que luchar por él. Un saludo.

Robert dijo...

Perdón, antes publique con la cuenta de mi hermano... Un slaudo.