Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 10 de octubre de 2012

CUATRO EN RAYA

La pasada primavera tuvo lugar la 3ª edición del Curso de Ornitología Práctica de las Tierras del Jiloca y Gallocanta organizado por ADRI y por la Universidad de Verano de Teruel. Su desarrollo siguió la línea habitual de los años anteriores con algunas sesiones teóricas y muchas jornadas de campo para conocer y estudiar la variada avifauna de los ambientes naturales de este desconocido territorio. Su profesorado y su entusiasta alumnado, formó durante los dos fines de semana de intensa convivencia, una comunidad donde el flujo de conocimientos y experiencias era impresionante. Como bien se dijo en la inauguración, todo un lujo para nuestras gentes poder aprender de personas como Alex Onrubia, Tino García, Javier Lucientes, José Luis Rivas, Kees Woutersen o Ricard Gutiérrez, por citar algunos nombres.

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En este año se recurrió a una herramienta de estudio de infalible resultado: el anillamiento de aves. Javier Lucientes, veterano anillador, con la ayuda y conocimiento del terreno de los infatigables Antonio Torrijo, Agustín Catalán y Jesús Fuertes, dispusieron en cada paraje sus redes japonesas. Así se capturaros gran número de ejemplares de diversas especies que pudieron ser estudiados en mano, con lo que eso supone para las personas que se inician en la ornitología. Evidentemente, funcionó a la perfección. En el marojal de Olalla, la chopera de Torrecilla del Rebollar, la vega de Burbáguena, los carrizales de Tornos y la loma de Blancas rindieron algunas especies esquivas que se resistían a la observación directa y que, de este modo, fueron contemplados –y fotografiados con entusiasmo- por el alumnado.

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Una de las jornadas más memorables fue la realizada en la paramera de Blancas. Los anilladores habían madrugado de lo lindo después de trasnochar disfrutando de amigables conversaciones en buena compañía. Los demás, divididos como siempre en tres grupos, dimos un largo paseo reconociendo la avifauna esteparia de este increíble espacio natural. La lista conjunta de observaciones, como casi siempre, no la llegamos a confeccionar, por lo que recuerdo. Pero no dejamos de ver especies propias de estos ambientes abiertos como el sisón, bisbita campestre, collalba gris y rubia, abubilla, chillandra, chova piquirroja, alcaraván (nuestro chorlito aliaguero) y mochuelo además de la amplia gama de alaúdidos formada por la alondra común, la alondra ricotí, la terrera común (o charreta), la calandria común y las dos cogujadas (o moñudas). No faltaron especies en paso, como el abejero europeo (un clásico en todos los años) y otras que hacen uso de estos páramos para encontrar su alimento, que iban desde la golondrina o el vencejo común hasta el águila real.

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Convergíamos los grupos hacia una zona donde Javier y compañía habían abierto redes y cepos malla alrededor de un aljibe y unas parideras. Como zorro viejo que es, utilizó el reclamo de diversas especies para asegurar el éxito, pues en estos ecosistemas tan abiertos y homogéneos no es nada cierto el tener capturas. Esto es, llevarse el gato (pajarico) al agua (saquillo colector).

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Al juntarnos todos, fuimos viendo y reconociendo las aves que salían de los artesanos saquillos de tela. Pardillos comunes (pajareles) con preciosos plumajes nupciales, bisbitas campestres de apagados tonos, gorriones chillones de recio carácter, varios ejemplares de alondra común, las pizpiretas terreras comunes, la oscurita cogujada montesina …. iban apareciendo en escena. Como además de experimentado ornitólogo, Javier es un veterano profesor, fue volviendo a guardar un ejemplar de estos alaúdidos, siempre tan parecidos, siempre tan difíciles tanto para los iniciados como para los noveles aficionados a las aves, para poder comparar y apreciar los detalles anatómicos, ese pequeño moño de la alondra común, ese plumaje marrón oscuro de la moñuda montesina, el pecho y vientre blanquecino de la terrera común…. Todo un alarde de pedagogía.

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Y, quedando un último saquillo por abrir, vemos que se dibuja en el rostro de Javier la sonrisa del Gato de Alicia en el País de las Maravillas. ¿A ver si sabéis que es esto?

Y del colector sale un recio pájaro tal como este:

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Como los magos que guardan su mejor truco para el final del acto, Antonio, Jesús, Agustín y Javier nos sorprendieron con la estrella de las jornadas de anillamiento, del curso diría yo. Un precioso ejemplar de alondra ricotí, del rocín belchitano, que nos dejó a los veteranos con la boca abierta, para regocijo de Jesús.

Ricard le hizo docenas de fotos. Se hizo una con él que subió inmediatamente a su concurrida página pajarera de Facebook, donde se dispararon los “me gusta”.

Algunos que habíamos intentado en varias ocasiones -y sin éxito- echarle el guante a este pájaro en la loma de Blancas, nos quedamos una vez más asombrados con la experiencia y maestría de nuestro director de curso.

Y así, con las cuatro aves en la mano, pudimos tomar esta foto. Este póker de alaúdidos. Este cuatro en raya.

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Terminamos la mañana con la alegría de compartir lo aprendido y disfrutado.

La segunda gran lección para nos llegó varios días cuando Ricard Gutiérrez plasmó sus reflexiones al recorrer este espacio natural (Zona de Especial Protección para las Aves, recordémoslo) en el artículo titulado “Aves esteparias en Aragón. El tamaño importa”” en su blog Rare birds of Spain. Os recomiendo encarecidamente su lectura aunque no seáis muy aficionados a las aves pues es de una gran utilidad en lo concerniente a la gestión del medio natural y su conservación.

Afortunadamente, la gran extensión de la paramera, desde Villalba de los Morales hasta Odón, desde Blancas hasta Torralba de los Sisones, permite la existencia de una comunidad de aves tan interesante.

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No todo va tan mal en la Naturaleza de nuestra contornada.

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