Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

lunes, 11 de abril de 2016

CONTRA EL VIENTO DEL NORTE

Viernes por la tarde. Escapada a la laguna de Gallocanta.  Tarde luminosa con algunas nubes altas. Nos acercamos al observatorio de los Lagunazos de Tornos. Nueve grados y un cierzo intenso que azota las praderas de Agropyron pungens hasta doblarlo, al modo de las sabinas y los pinos que viven en ambientes costeros muy venteados. 


No es buena la luz a esta hora para ver aves en este paraje. No hay otra. Encontramos más agua de la esperada en este sector de la laguna, sin duda procede del barrido de la lámina del Lagunazo Grande por el viento. Hay también agua en los respectivos ojos. No mucha, pero suficiente para concentrar algunas aves acuáticas.

Empezamos por lo grande. Hacia la Loma de Berrueco, un bando de grullas descansa y come sobre unos campos. Sin prisa por volver al norte.

Hacia el oeste, a lo lejos, tarros blancos y azulones. Pero que muy lejos. Un grupo de gaviotas reidoras descansan en una de las playas. Cualquiera busca con este viento (y sin trípode para el catalejos que vamos) alguna gaviota rara. Las cigüeñuelas caminan elegantes entre herbazales inundados más cercanos. De vez en cuando asoma alguna avefría. Al fondo, unas avocetas picotean entre el zanago, siempre con la cabeza hacia el viento. Como casi todas las aves en esta tarde de cierzo frío. Siempre contra el norte. Otras muchas aves pequeñas las acompañan, sobre todos limícolas y otros patos. pero no las vemos bien con esta luz y el movimiento del observatorio. Carmen observa un zorro merodear entre los prados situados a media distancia. Nos parece un elefante en la sabana. Se acerca hacia las gaviotas pero reconoce sus escasas posibilidades.

De repente una hembra de aguilucho lagunero sobrevuela los herbazales secos para posarse en un claro. Nos favorece la luz. Nos observa curiosa, con esa mirada de velociraptor que tienen algunas rapaces. ¡Qué grata es la observación de aves cuando las ves bien! Junto a ella, hace volantines el macho, quizá para sorprender a algún topillo y ofrecérselo.

Macho de aguilucho lagunero. Foto: R. Pérez
La laguna de Gallocanta ofrece buenas condiciones de tranquilidad para la fauna. Pero ... ¡qué pocas facilidades concede al naturalista! No es raro que el interés del público general se centre en las aves grandes, las grullas. Abundantes, espectaculares, hermosas y ruidosas. La enorme distancia entre los (pocos) observatorios existentes y las pequeñas aves acuáticas provoca decepcionantes impresiones entre las personas que se inician en esta actividad. Y, no olvidemos, que las afición a la observación de aves (y la sensibilidad por su conservación) se fomenta mediante vivencias positivas. Tal vez hayamos pecado de garantistas a la hora de diseñar y organizar los accesos de los visitantes en este extenso humedal. A ver qué tal funciona el nuevo observatorio de Gallocanta, que parece seguir una nueva estrategia.


Va cayendo la tarde y no queremos volver de noche a casa. Nos acercaremos a la laguna de Carabejas, aquí cerca, en Torralba de los Sisones. Por el camino, cerca de la paridera de Amado (en Bello) vemos una collalba gris . Es siempre una alegría observar la primera zurribalba. Es la señal de la llegada de la primavera. Algo así como como el sonido de la primera grulla otoñal.

Macho de zurribalba. Foto: R. Pérez
Las cebadas están altas. Va bueno el año. A ver como viene la primavera. 


Estamos llegando a la laguna y ahí está. Blanca luminosa sobre un cielo azul. Con su característico antifaz. Inmóvil como una cometa tensa de su hilo.

Águila pescadora. Foto: C. Pérez
Colgada sobre la lámina de agua observando los movimientos de las carpas. Igual tiene suerte y hay cena. Se descuelga rápida y cae entre el carrizal. No la ha habido. Vuelve a su posición. Inmóvil en el cielo, como una cometa contra el viento. Contra el viento del norte, como el título de la reconocida novela de Daniel Glattauer. Al rato se pierde en la distancia. Mañana seguirá en su ruta hacia tierras escandinavas ...

Nos acercamos a la laguna. Está preciosa con la luz de la tarde.



Un pareja de ánades frisos, ahora sí, bien vistos, nos sorprenden y alegran ...

Macho de ánade friso. Foto: C. Pérez
Entre las junqueras destaca el brillante amarillo nupcial del macho de la boyerica ...

Lavandera boyera. Foto: R. Pérez
Nos volvemos de Carabejas con un buen sabor de boca. 


Con la luz de la tarde y con la imagen de la preciosa águila pescadora retenida en la memoria mientras volvemos hacia casa en silencio.

1 comentario:

Carmen Alijarde dijo...

Totalmente de acuerdo, el paraje de la laguna también es precioso en primavera, sin embargo los visitantes no quedan del todo satisfechos, los observatorios no hacen su función sin un buen catalejo y la falta de grullas hace que marchen sin ver apenas aves.

Que suerte observar el águila pescadora, eso compensa cualquier tropezón del día.