Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

1997

Dicen que la Navidad es momento de volver con la familia, de reencuentros y de las más tiernas muestras de afecto y cariño con todos los seres queridos. Para mi este año también ha sido la del reencuentro conmigo mismo, la de la vuelta al origen, de la propia esencia de lo que uno quiere ser o le gustaría llegar a ser.
 
Resulta curioso y fascinante la cantidad de recuerdos que le vienen a uno a la mente tras una ojeada de un viejo libro, unos apuntes, fotos… y a todo esto, ¿por qué?
 
Pues porque estos días unas pequeñas obras en mi casa del pueblo me han obligado a rescatar todos mis libros de naturaleza y viajes, desde la primera guía del Naturalista de Gerald Durrell y otras pequeñas libretas de campo de Félix Rodríguez de la Fuente, pasando por apuntes de carrera, manuales de SIG, unas viejas y puntiagudas reglas de escuadra y cartabón, el archivo de diapositivas, CD´s, revistas, artículos, cuadernos, planos… más de 15 años de papel plasmado, recuerdos inseparablemente unidos a la tinta, en definitiva.
 
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Sin duda, algo que me ha hecho mucha ilusión reencontrar y redescubrir es el cuaderno de campo que utilicé durante el año 1997. Una pequeña agenda de la revista Natura, realizada con papel reciclado y que utilicé durante todo el año para apuntar mis observaciones: fauna, flora, meteorología… todo lo que iba observando, era un diario de la naturaleza. Mi propio blog a boli en tiempos en los que internet era completamente desconocido para el 99 % de los ciudadanos.
 
Hay agendas y cuadernos de campo mucho más currados. Las hay hechas a mano, con fantásticas ilustraciones o con una serie de muchísimos años, seguro que nuestro amigo Antonio nos puede hablar de todo ello. Pero lo cierto es que esta es mi agenda. Fueron los primeros años en los que el contacto con la naturaleza de mi entorno no se basaba en el juego, como había sido hasta aquel entonces. Podría decirse que fue mi año y el de mi agenda, convertida a cuaderno de campo.
 
1997 comenzó gélido, un tiempo frío de hielo, días como de cristal del que ahora tan sólo tenemos recuerdos entre páginas y números negativos en la serie climatológica. Una gran nevada la noche de Reyes cubrió con un espeso manto blanco (de 25 a 30 cm. según mis notas) y seguro que transformó el paisaje de final de las navidades y la entrega de regalos de muchos de nuestros hogares en algo muy mágico. A esta nevada le sucedieron días muy fríos y el hielo lo cubrió todo, con temperaturas que llegaron a los - 15ºC (-16 ºC según los datos oficiales de Aemet). Auténtico y genuino Jiloca, esa marca de D.O. que arrastramos allí donde vamos.
 
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Como presagio del invierno, 1997 fue uno de los años más duros en el Instituto. Las materias se hacían densas y exigían estudio y horas de dedicación. Muchos de nosotros tuvimos la gran suerte de tener docentes de la talla de Rodrigo Pérez y de Chabier de Jaime, profesores en el aula, amigos y compañeros de viajes y excursiones en nuestro tiempo libre. Aprendimos mucho de ellos y con ellos, buena parte del venenillo que corre por nuestras venas nos lo inocularon ellos. El respeto, la admiración y el estudio de nuestro entorno natural, desde el más inmediato al más lejano. Fueron los primeros que nos enseñaron a conocer y querer nuestra naturaleza más inmediata.
 
Aquellos eran días en los que asomarse a la ventana de casa y ver pasar las primeras grullas era ya todo un acontecimiento digno de apuntar en el cuaderno de campo. Ver cruzar a la lechuza de caza en verano, con la noche ya bien entrada y entre la música y el jolgorio de copas del Nebraska. Las jornadas de anillamiento, las largas tardes de observación en Gallocanta, pequeños y grandes acontecimientos naturales tan cercanos y tan desconocidos para nosotros hasta el momento: hasta aquel entonces llegábamos donde lo hacían nuestras bicicletas, que no era muy lejos.
 
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El caso es que tras devolver al orden (o al menos intentarlo) y rebuscando entre libros y notas encontré hasta una colección de viejas apuestas de lotería primitiva. Esto también me ha gustado y me ha parecido bastante sugerente y mágico, pues si todo lo que me brindó el pasado es parte de lo que soy ahora, ¿podría reservarme alguna sorpresa aquél pasado a estas alturas de la película? Me encargaré de volver a apostar por esas viejas cruces, lo prometo.
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La otra apuesta, la de más adentro… hace tiempo que disfruto de esa lotería que es poder trabajar, y hacerlo además en lo que a uno le gusta. No es fácil, más en los tiempos que corren. Son demasiadas trabas, incluso una vez trabajando todo llega a desnaturalizarse, puede llegar a desaparecer toda ilusión. Por supuesto, tiene componente suerte, sin duda. Pero también esfuerzo y perseverancia, la consecución de un sueño de adolescencia al anochecer otoñal, entre las ruinas de la vieja estación Vega y con la banda sonora del mochuelo. Volando entre escarabajos sanjuaneros, al borde del cantil en el roquedal de Fuente Estud o agazapado en la fría quietud de la noche invernal descifrando los mapas del cielo.
 
Gracias a todos los que habéis formado parte de esos años, a mis compañeros de aventuras, gracias a 1997, “el año más natural” y a las obras en mi casa en este invierno templado de finales de 2012, tan distinto, pero que sin duda me han hecho recordar tan buenos y deliciosos momentos. Os dejo con un bonito vídeo de la canción que he estado escuchando mientras escribía este artículo.

2 comentarios:

Antonio dijo...

Buenisimo y ¡ Tan a punto !.

Nunca dejes que los recuerdos superen, en tiempo invertido, a las inquietudes

Fer dijo...

Gran frase Antonio, la tendré en cuenta :) feliz año nuevo